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Javier Morán

El Cormorán

Javier Morán

Estrategas electorales

Habría que meterse en la mente de los estrategas electorales del Partido Socialista para saber por qué Pedro Sánchez tendrá de telonero en el mitin de Gijón, el próximo 10 de diciembre, a José Luis Rodríguez Zapatero, que en ese momento estará recién regresado de Venezuela, adonde ha acudido para vigilar las elecciones en un país al que muchos políticos españoles le ladran, como ha venido siendo el caso de Felipe González o de José María Aznar, que le aúlla a todo en general y muy especialmente a Mariano Rajoy. Sin embargo, por lo que ahora mismo cuentan las crónicas, Zapatero ha llegado a la República Bolivariana con una sonrisa en los labios, el candor en la mirada, la alegría en el alma y un inmenso ansia de paz. Ahora bien, lo más importante es cómo se acaba y no cómo se empieza, y nos maliciamos de que esto sea uno de los motivos de que la citada mente de los estrategas ponga delante de Sánchez a Rodríguez, como si de algo ejemplar se tratara. Y, en efecto, Zapatero fue un ejemplo de cara a las generales de 2011, ya que su sucesor, Pérez Rubalcaba, obtuvo 110 escaños después de todo lo que había caído. Sin embargo, el sondeo del CIS difundido ayer ha sembrado el pánico entre los socialistas, pues le otorga a Sánchez un máximo de 89 diputados, o sea, el desplome y el peor resultado de los tiempos democráticos (aunque mejor que lo obtenido por Largo Caballero en 1936). Ahora bien, no vamos a olvidar un lejano mitin que Zapatero dio en Gijón durante la campaña de las generales de 2008, que fue un rotundo éxito de asistencia y olió claramente a victoria. Es decir, que Zapatero no dijo ni una sola verdad sobre el futuro inmediato -en su corazón no cabían cosas tan tristes-, pero las gentes socialistas se le entregaron. Ahora, siete años después de aquel éxito, no quisiéramos perdernos su conjunción planetaria con Pedro Sánchez.

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