Algunas encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas revelan que un número considerable de hipotéticos electores del PP y del PSOE duda si votar a Ciudadanos. Se muestran indecisos. Pero no son los únicos; hay otros que sin partir de una hipótesis establecida no saben sencillamente por quién votar. No es la primera vez que ocurre y, sin embargo, la indecisión parece marcar el signo de unas elecciones reñidas cuyo resultado no es del todo previsible al depender de dos o tres combinaciones. Igual de cuatro.
Decide la indecisión. La legislatura se está apagando, dentro de lo que cabe, suavemente sin grandes sobresaltos para el partido del gobierno. Si comparamos el cierre de la temporada con el que se produjo hace algo más de cuatro años en medio del gran batacazo económico habría hasta que felicitarse por ello. Sin embargo, traducir la impopularidad del PP en desgaste es arriesgado. A la vista de lo que anuncian los sondeos parece que no es tanto como se pensaba, pero...
Si los indecisos hipotéticos del PSOE y del PP deciden finalmente otorgar su confianza a Ciudadanos estaríamos ante uno de los vuelcos más significativos de la historia de la política en este país. Pensar qué va a hacer con tantos votos Albert Rivera preocupa a los dubitativos que saben hasta dónde son capaces de llegar populares y socialistas. Por eso precisamente dudan. Las dudas se traducen en otro tipo de inquietud si se trata de Podemos, que ha dejado de estar en las quinielas y sólo volvería a ellas en caso extremo de fragmentación del voto.
