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Cien líneas

Le Pen

El debate a cuatro lo ganó Marine Le Pen. No pretendo epatar, como Iglesias ni salir por la tangente cual Rajoy. No, así lo veo y creo que el aserto es de fácil demostración.

El cuarteto de zambombas que vimos el lunes por televisión no pasó de los villancicos y las cantigas solsticiales. No es la peor estrategia y no solo por las fechas. Adular al espectador en trance de votante siempre resulta. Pero cuando los problemas son tan rematadamente gordos como los que tenemos los españoles esas mañas tienen muy poco recorrido.

No se puede decir, en el colmo de la cara dura, que una cosa es hablar y otra gobernar como espetó la suplente. Claro, ni es lo mismo gobernar que formar en la cola del paro, cobrar 800 euros al mes en años de siete meses, esperar ad nausean por una maldita radiografía o padecer el peor sistema educativo de Occidente mientras por la caja tonta desfila la casta -los que gobiernan- camino de los juzgados.

No se puede decir, en el éxtasis del cinismo, según hizo el aspirante a ala-pivot de la NBA, que hay que dialogar y consensuar como bálsamo de fierabrás multi propósitos.

No se puede decir que las recetas del odio soviético valen en una democracia, como alardeó el devoto de Chaves.

Y no se puede decir... pero ¿qué demonios dijo el ajedrecista, tal y como lo moteja Gustavo Bueno, que no soy capaz de recordar ninguna de sus cuitas?

Los problemas son tremendos y la soluciones, mala poesía así que de Francia no llegará el viento de Le Pen como alternativa al cuarteto. Y antes de lo que nos figuramos.

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