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Alberto Menéndez

Nunca hubo un cara a cara tan bronco

Pedro Sánchez se la jugó con su agresividad y Rajoy le replicó con dureza pero sin levantar la voz

No se lo esperaba. El socialista Pedro Sánchez sorprendió al popular Mariano Rajoy con sus graves y duras acusaciones sobre la corrupción. De haberlo ni tan siquiera sospechado, el presidente del Gobierno probablemente no habría acudido al cara a cara de ayer o, en todo caso, lo habría preparado de otra manera. Por supuesto que el líder del PP esperaba que el número uno del PSOE le atacara por sus relaciones con el exgerente de su partido Luis Bárcenas y por otros escándalos protagonizados por antiguos dirigentes populares como Rodrigo Rato, pero no con tanta vehemencia y aspereza como la mostrada por el cabeza de lista socialista.

Pedro Sánchez acudió al debate a jugársela. Oposición frontal a Mariano Rajoy. Y agresividad, mucha agresividad. Ninguna contemplación con el hasta ahora jefe del Ejecutivo. Críticas generalizadas. Total descalificación. El número uno escogió un camino peligroso, no tanto para él, sino para el bipartidismo en su conjunto. Porque al volcar sus arremetidas contra Rajoy en la corrupción fundamentalmente dejó abierta a la vez la puerta de los escándalos protagonizados por destacados militantes socialistas. Pero tuvo fortuna, el presidente del PP y sus asesores no estuvieron muy finos a la hora de preparar su réplica a las severas acusaciones del secretario general de los socialistas. Porque en el PSOE hay más que "eres".

El tono del debate lo eligió Sánchez. Sin duda. Pero, ¿le benefició o le perjudicó? Eso sólo se sabrá el próximo domingo. Habrá quien piense que sus intervenciones fueron las de un perdedor que se abrazó al debate como si fuera su salvavidas. Y por otro lado estarán los que crean que la única manera de promocionarse como la gran alternativa al Gobierno del PP, por encima de Podemos y Ciudadanos, era intentando acorralar a Rajoy. Sobre todo en lo referente a la corrupción.

El candidato del PP estuvo como cabía esperar de alguien con su experiencia en este tipo de debates. Eso sí, durante varios minutos dejó patente su desconcierto por las andanadas de Pedro Sánchez, que le llegó a llamar indecente y le dijo que tenía que haber dimitido como presidente del Gobierno por sus relaciones con Bárcenas. Pero así y todo Rajoy no perdió la compostura en ningún momento. Llamó ruin y mezquino al líder socialista, pero sin apenas levantar la voz. Y luego retomó su discurso. Tranquilo.

Nunca hubo un cara a cara televisivo tan bronco en España como el de anoche, pero es que tampoco hubo nunca tantos candidatos con opciones de ganar unas elecciones generales como en esta ocasión.

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