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Alegrías navideñas

Domingo de mercadillo

La falta de imaginación, y de inversiones, ha convertido a la vieja Gigia en paraíso de la explotación del mercadillo... A falta de mercado municipal bien concebido, surtido y atractivo que en no pocos lugares es e atractivo turístico? ¡Rastro dominguero y Plaza Mayor!

La antigua estación del Ferro-carril, ayer corazón del ir y venir gijonés, do la nobleza esperaba al Rey, y los oportunistas al Conde, es hoy solitario Museo ferroviario, vivo por su mercadillo. No busquen maquetas, ni viejos trenes de cuerda y hojalata, alegría de nuestras infancias de cartilla de razonamiento y caramelos de la Gocha? Encontrarán un gorrito, un guante, una cursilería de colocar en la solapa, como puede encontrarlo en el comercio establecido que paga rentas a la propiedad, impuestos al municipio y, ¡encima!, da vida a nuestras calles.

En el que fue elegante "salón" de Begoña, ¡hoy novedad mundial con su kiosco de música cerrado con cristal!? suele haber vistosos mercadillos. Los que ahora venden; los que venden en verano, primavera y otoño. Vestidos unos de maragatos, otros de medievales turulatos.

Le llega el turno al caserón almenado, que en su día fue domicilio de ilustre y aristocrática familia, para el que don Rafael soñó nobles destinos, y que el señor Manuel, el Menéndez "villista",prefirió dejar abandonado sin vida, luz, ni tambor de Nicanor.

¿Próximo objetivo? ¿Los Juzgados de Prendes Pando? Cuatro pisos y sótano para el cambalache. ¿La Iglesiona? ¿Las escuelas de de Eusebio Miranda? ¿La de Comercio rehabilitada? ¿San Lorenzo a bajamar?

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