La CUP rechaza investir a Mas y conduce a Cataluña a unas nuevas elecciones, previsiblemente en marzo. Sin estabilidad política en territorio catalán resulta complicado desbrozar caminos para el acuerdo en el escenario estatal, lo que puede forzar también a repetir los comicios en todo el país. Puede darse la paradoja de que algunos diputados recién electos recojan su acta y en unos meses no encuentren acomodo en las listas, de manera que esta posibilidad nada remota de volver a las urnas suponga para muchos un escalofrío y un crujir de dientes. Cabe la posibilidad incluso de que a unas nuevas generales no concurran ya ni Rajoy ni Sánchez. El cabeza de lista socialista es quien peor lo tiene, presionado por fuerzas centrífugas y centrípetas que amenazan con dinamitar más de un siglo de historia. Un lujo que, a día de hoy, este país no se puede permitir: perder el asidero de una izquierda moderada.
