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Cien líneas

Evidente

Wenceslao López, alcalde de Oviedo, ha decidido aplazar la remunicipalización de determinados servicios de gran importancia. Considera que aquí y ahora es casi imposible abordar ese desideratum.

La verdad es que vivimos en un mundo en que casi todo es privado. El reloj que tiene usted, amigo lector, el teléfono móvil, su chaqueta, bicicleta y vivienda, el café que acaba de tomar y, en fin, el periódico que está leyendo tienen origen y desarrollo en la iniciativa privada. Y son productos y servicios satisfactorios. Todo es mejorable pero vivimos en sociedades donde lo indicado responde a las necesidades de los consumidores. Y si algo es insatisfactorio, mismamente el reloj apuntado, pronto aparece un avispado emprendedor ofreciendo otro mejor o más barato o las dos cosas.

Por el contrario, la esfera de lo público es una calamidad. Cuatro meses para una radiografía; seis para un sentencia y qué decir de la Universidad que cierra por Navidad para no gastar así que considera su actividad como una carga.

Solo existe un grupo que puede optar entre la sanidad pública y la privada. Se trata de determinados funcionarios que en conjunto suman un millón de personas. Pues bien, más del 80 por ciento opta por la sanidad privada: fin del debate.

Y a todos los niveles. Pero ya se sabe que en los países atrasados como España prima la izquierda y en la izquierda súper prima lo público así que contra toda razón y evidencia seguiremos padeciendo unos servicios lamentables cuando podrían ser óptimos. Al menos en Oviedo nos libraremos durante unos años.

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