La cabalgata de los Reyes Magos de Madrid ha dejado en la retina imágenes inolvidables de un experimento genético conducente a introducir de todo y sin concierto en el ADN del camino de los Magos de Oriente. Lo complicado de Madrid que probablemente registra la mayor densidad de diseñadores por metro cuadrado, y si una alcaldesa le ofrece a uno o varios carta blanca para poner sus manos sobre algo que es exhibición pura, acaba propiciando -increíblemente- un desfile a lo Walt Disney, pero, eso sí, con algún toque "conceptual", como dicen los cursis. Sin ir más lejos, el tripartito que gobierna en el Ayuntamiento de Oviedo (PSOE, Somos e IU) no ha tocado, sino mejorado y ampliado, el clasicismo de la cabalgata carbayona. Claro que Madrid es muy grande y "hay gente pa tó", de modo que un grupo de japonesas o de jamaicanos que anduvieran errabundos por la Villa y Corte se habrán topado con un espectáculo que les habrá parecido genial. Pero entusiasmar a japonesas es algo que no nos interesa demasiado. En cambio, Oviedo, que además de mucho más pequeña es más reconcentrada y uniforme, hubiera emitido gemidos inenarrables si a los Reyes Magos les hubieran vestido con pijamas y muñecotes indefinibles hubieran danzado a su lado. Total, que en Madrid la alcaldesa Carmena adelantó el Carnaval y entonces una chica del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, escribió un tuit que decía: "No te lo perdonaré jamás, Manuela Carmena. Jamás", lo cual es como una frase de Almodóvar entre dos mujeres que se aman sin saberlo.