A última hora del vencimiento del plazo, la CUP y Juntos por el Sí adoptaron la medida de poner de presidente al alcalde de Gerona, apartar a Arturo Mas, y seguir adelante con el proceso de desconexión catalana de España. Por tanto, si las barbaridades del independentismo no requieren de una nueva convocatoria electoral suponemos que en el PSOE se recrudecerán las intenciones de que el congreso reglamentario se convoque a finales de febrero o principios de marzo. Es decir, la hipótesis que los catalanes fueran llamados a las urnas dentro de dos meses pareció amansar los rigores congresuales, que como es sabido consisten de fondo en retirar a Pedro Sánchez con toda urgencia de los mandos del partido. Ahora, sin comicios catalanes, habrá que ver como Susana Díaz, o sus heraldos, utilizan el puño con púas en perfecto contrapeso de que el otro día la andaluza le diera un respiro de seda al joven Sánchez. La verdad es que los sucesos del PSOE nos interesan sobremanera, pues lo que se ventila es la pervivencia o la jibarización de la socialdemocracia en España. Lo otro, es decir, la desconexión catalana nos interesa en la medida en que empiecen o no a llevar a políticos ante el juez, o que el Banco Sabadell se afinque en Asturias, o que pongan a los Mozos de Escuadra a cerrar las fronteras y a perseguir a los sin papeles españoles. Eso sí, algo más nos preocupa: la extensión de la dolencia, esto es, que las Mareas asociadas a Podemos ya empiecen a reclamar un referéndum de autodeterminación en las tierras galaicas. Era de esperar en este país del "café para todos". La República Libre de Galicia también desafía a la Corona, de modo que estamos como en los primeros años de Zapatero, cuando todo se ponía en jaque.
