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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Economía Walt Disney

Algunas de las actuaciones políticas parecen fantasías

Los problemas económicos de Asturies son de fácil detección: poca población activa, empresas pequeñas, escasa exportación, salarios bajos, desempleo alto? También los efectos sociales que ello provoca: tardanza de los jóvenes en independizarse, emigración, salarios bajos? De tan fácil detección que puede enumerarlos tanto el economista más preclaro como el menos ilustrado de los clientes de un chigre. Pero el problema no es enunciar, sino solucionar. Y las soluciones son difíciles y, en todo caso, no inmediatas, sino a largo plazo.

¿Qué puede aportar ahí la política? Poco en verdad: no obstaculizar, agilizar, facilitar, no cargar de impuestos la vida económica. Pero, en general, las administraciones navegan en sentido contrario. Ahora bien, para compensar esa realidad, los presupuestos se llenan de proyectos y fondos que tratan de paliar lo mal hecho mediante subvenciones, incentivos y planes.

Muchas de estas actuaciones parecen fantasías de Walt Disney. Comentaré dos de las últimas. La primera, en Xixón. Prácticamente toda la corporación se pronuncia por dedicar dinero a potenciar la economía en el medio rural del conceyu y a "crear planes de empleo y riqueza" para el mismo. ¡Ahora que los penúltimos campesinos abandonan el campo, ahora que las explotaciones agrarias son escasamente rentables se pretende inventar una nueva economía agraria! ¡Y en un concejo prácticamente urbano!

La otra es la del tripartito ovetense: va a dedicar 200.000 euros a "evitar la fuga de cerebros". La gente emigra porque aquí no hay empleo o porque los sueldos son escasos. Pero eso sólo cambiará con el crecimiento económico y empresarial, cuando nuestra realidad pueda competir con la de otros lugares. Desde los ayuntamientos lo único que se puede hacer es tirar el dinero en becas o en subvenciones para un empleo temporal en la administración o, acaso, para inventar un chiringuito.

Todo ello, efímero e inútil, salvo para la propaganda del hacer que hacemos.

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