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Fernando Monreal

Fernando Monreal

Doctor en Medicina y Cirugía

Ingres: una excusa para visitar Madrid

No es de los artistas más conocidos por nuestro entorno, ni mucho menos. Bien es cierto que solo hay una obra suya en España, concretamente en el palacio de Liria. El cuadro se titula "La imposición del Toisón de Oro al duque de Berwick". Y es que este duque fue el sponsor -como se dice ahora- o, mejor aún, y para entendernos, el mecenas del pintor que hoy me mueve a escribir estas líneas. Me refiero a Ingres. Seguro que ha oído hablar de él, o hasta incluso sea uno de sus pintores predilectos. ¿Y quién fue Carlos Miguel Fitz-James Stuart, VII duque de Berwick (1794-1835)? Pues el caballero llamado a suceder a su prima, la duquesa de Alba, ni más ni menos.

Sepa, querido lector, que cualquier excusa es buena para visitar la capital de nuestro reino; de esta España que algunos de sus hijos quieren desmembrar, y si la cordura y sensatez no lo impiden, hasta puede llegar a trocearse para formar reinos de taifas, repitiendo nuestro trágica y triste historia de seis siglos atrás.

Pero no quiero ponerme pesimista, en respeto a usted, querido y fiel lector. A lo que iba: que cualquier excusa es buena para visitar Madrid. Y en esta ocasión, el Museo del Prado me lo ha puesto fácil: la exposición de Ingres. De Jean-Auguste-Dominique Ingres, uno de los maestros esenciales de la historia del arte.

Discípulo de otro gran maestro, como fue David, logró ser un retratista de éxito, muy a su pesar. Este pintor francés (nacido en Montauban, una coqueta población a 50 kilómetros al norte de Toulouse, donde se halla enterrado Azaña, el presidente de nuestra Segunda República), que sintió atracción por la grandeza del pasado clásico y fascinación por Rafael, engrandeció los géneros del retrato, del desnudo y de la pintura de historia.

Además de extraordinario dibujante fue un colorista de singular talento. Pero su arte no se limitó a la pintura, sino que abarcó también la música, ¡y de qué manera! Llegó a ser violinista de la orquesta de Toulouse. Pues bien, afortunadamente para nosotros, el Museo del Prado nos deleita, una vez más, con este excepcional recorrido por la trayectoria artística del mejor Ingres.

Entre los retratos, todos ellos de bellísima factura, podemos destacar el de Napoleón I en su trono imperial, el de Louis-François Bertin y el de la Condesa de Haussonville. Como ejemplo de los desnudos femeninos, tal vez "La gran odalisca" sea una de las obras meritorias y de las más influyentes de la historia de la pintura moderna. Pero no puedo ni debo olvidarme de "El baño turco", obra mítica donde Ingres exalta la curva como forma perfecta, revelando su inagotable entusiasmo por el cuerpo femenino. No obstante, me llama la atención que, nuestro pintor, tras muchos años dedicados a esta obra, la finalizara cumplidos los 82.

También Ingres dedicó sus desvelos de artista al género de la pintura religiosa, y para muestra valga la conmovedora "Virgen adorando la Sagrada forma", o el "Jesús entre los doctores".

Hágame caso, estimado lector, y escápese al Museo del Prado. No se pierda esta preciosa y bien realizada exposición. Han cuidado todos los detalles y, en especial, la iluminación de los cuadros, ¡perfecta!, diría yo. Aún dispone de tiempo. Hasta el 27 de marzo. ¡Ánimo, deléitese y déle un gustazo a su espíritu más artístico! No se arrepentirá.

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