La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Xuan Xosé Sánchez Vicente

Noli me tangere

No, no. No se trata de citar las palabras de Jesús a la Magdalena, sino de intentar describir cuál está siendo progresivamente la conversión en territorio acotado de una gran parte de Asturies, en la mayoría de los casos, además, a jornal de la pena y el cuidado de los particulares.

El Gobierno tiene preparado un Plan de Ordenación del Camino de Santiago en virtud del cual su entorno queda sometido a una protección (es decir, una limitación de usos) de 30 metros a cada lado del mismo en las zonas rurales. En las zonas urbanas, afecta también a los edificios colindantes. En total, 540 kilómetros lineales de rutas y 34 concejos afectados.

Después de no haber tomado nunca en serio el Camino de Santiago, sin duda por sus connotaciones religiosas, como no toma en serio el Arte Asturiano, ahora el Gobierno se pasa a la otra orilla: esa protección supone una expropiación de facto (al limitar usos o libertad de venta) de la propiedad privada. Al mismo tiempo, los propietarios de casas en las zonas urbanas se verán obligados a multiplicar trámites y a desesperar ante la lenta digestión de la Administración.

Asturies lleva el camino de que una gran parte de su territorio sea sustraído al uso de sus habitantes o arrancado de la las manos de sus posesores. Parques, hórreos, elementos patrimoniales, caminos y otros constituyen un extenso territorio sobre que el Gobierno, con el auxilio de algunos ideáticos, ha puesto el cartel de "noli me tangere".

Y todo ello, además, a costa, en la mayoría de los casos, de sus legítimos poseedores, a los que se limita el uso o la libre disposición, a veces incluso, como ocurre con el patrimonio monumental, obligándolos a conservar en buen estado lo que el Estado les ha arrebatado.

Compartir el artículo

stats