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Alberto Menéndez

Discusiones al límite

El nerviosismo se palpa en el ambiente en cada sesión de la Junta General del Principado. Y la tensión va a más. La complicada negociación en búsqueda de la gobernabilidad de España repercute, lógicamente, en la política asturiana, pero da la sensación de que más de lo que sucede en otras comunidades. La debilidad del Gobierno regional socialista influye, pero también, y en gran medida, paradójicamente, la corrupción, y eso que los casos asturianos no tienen la magnitud de los de otras regiones como Madrid, Valencia, Cataluña, Andalucía o Baleares.

Lo que resulta sorprendente en Asturias es que, como sucedió ayer, sean los dos grandes partidos, el PSOE y el PP, los que protagonicen el debate parlamentario sobre la corrupción. Distinto sería que la discusión partiera de los grupos emergentes, Podemos y Ciudadanos, e incluso de IU.

Al PP y al PSOE ya saben lo que les espera cuando alguno de ellos saca a colación cualquier tipo de corruptela. Fue lo que les pasó ayer a los populares al preguntar al Gobierno por la trama del cable, por la empresa de telecomunicaciones del Principado investigada por la Fiscalía por posible malversación, falsedad documental y prevaricación. Los socialistas aprovecharon la ocasión para hablar de la trama del agua, del "caso Pokémon", por el que están imputados varios cargos o excargos del PP. Y, claro, cuando se entra en asuntos tan espinosos, siempre hay errores de frenada, excesos, palabras fuera de contexto e insinuaciones que sólo sirven para excitar más los ya muy agitados ánimos de los políticos asturianos.

Se pongan como se pongan ni populares ni socialistas están en estos momentos para dar lecciones a nadie sobre lo que se debe hacer para evitar la perversión de la actividad política. Eso sí, al menos podrían evitar debates tan poco edificantes como el de ayer en el Parlamento del Principado.

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