Cuanto más alto suben por el monte más cercanos, haciendo manitas, corretean por los valles. Es la verdad de la mentira. Así cursa la política y en estos casos extremos, cuando se juega mucho y en muy poco tiempo, de forma extremadamente acusada.
Rajoy puso verde ayer a Sánchez porque, ay, están negociando. Y lo mismo Iglesias. Incluso, en otros escenarios simultáneos, Urdangarín ayuda al acuerdo cargando contra Don Juan Carlos I que es tanto como hacerle la pascua a Don Felipe VI a fin de que flojee en sus deberes constitucionales y facilite algún chanchullo de investidura. Obviamente el ex duque empalmado responde a un guión popular ya que solo desde Moncloa pueden echarle, en reciprocidad, una mano.
Para hoy, ya saben, más de lo mismo: declaraciones en los medios, puesto que no hay sesión parlamentaria, poniéndose verdes unos a otros y, al tiempo, reuniones secretas de unos y otros acercando posturas. Mañana viernes, sobre la bocina, quizá lleguen a un acuerdo porque las posibilidades son múltiples en contra de lo que los analistas oficiales afirman machaconamente. Por ejemplo, el PP se abstiene a cambio de un salvoconducto para Rajoy. O se abstiene Podemos y en compensación el general Rodríguez es elegido vicepresidente segundo del Gobierno para la Defensa. Y así, lo que ustedes quieran, que el infinito es infinito.
Si no llegan a un acuerdo, pues lo mismo hasta el Dos de Mayo, oigo patria tu aflicción. ¿Saben qué se comenta en las redes conspiranoicas? Pues que todo se reduce a una guerra entre la CIA y el Pentágono.