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Sol y sombra

Problema de imagen

Un informe interno detecta un desgaste de imagen en Pablo Iglesias. Parte de esa mala percepción del líder de Podemos radica al parecer en la "gestión mediática" de las relaciones con el chavismo venezolano. Ello, al parecer, produce mala nota, cosa que no es de extrañar dadas las circunstancias y la mísera situación que padecen en Venezuela gracias a él.

El problema es que para frenar el desgaste que provoca que un político que se considera demócrata abrace la insalubridad venezolana, los expertos en imagen de Podemos ofrecen "rehuir el tema" en vez de una declaración de principios favorable a los derechos humanos. O lo que es lo mismo, un posicionamiento claro en contra del régimen que Maduro pretende perpetuar a pesar de haber perdido por goleada unas elecciones. Hacerlo, claro, significaría tirar de las orejas a quienes hasta ahora supuestamente han financiado a la organización, pero...

Otra de las fugas de imagen detectadas por Podemos se refiere al endiosamiento de su líder, algo que no resulta difícil de apreciar incluso entre sus más fervientes seguidores. Pablo, dicen, ya no puede pronunciar el discurso de la "gente normal" porque ha dejado de serlo. La acritud y el rapeo en sus intervenciones más sonadas, según parece, tampoco le ayudan.

No les arriendo la ganancia a los cuidadores de la imagen de Iglesias: tapar las vías de agua de una personalidad tan líquida parece a priori misión imposible. Incluso bastante más difícil que reconducir la "gestión mediática" de las relaciones con Venezuela. En este caso, más vale una vez colorado que ciento amarillo. Sin embargo, reorientar la personalidad inmadura y algo asilvestrada del gran timonel no resulta una tarea al alcance de cualquiera. Empezando por él mismo.

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