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Sol y sombra

Sobre todo, prudencia

Mariano Rajoy, con un par de dídimos, ha dicho: "No teníamos ni idea de lo que pasaba en el PP de Valencia". Por eso, claro, el partido no actuó. De haber sabido lo que pasaba la cosa hubiera sido distinta, se habría intervenido a tiempo y de manera firme y contundente. Incluso si existiese la mínima sospecha, pero estas cosas imprevistas, se harán cargo de ello, ocurren, pueden pasar durante años y nadie, por lo general, se entera. ¿Por qué tendría, además, el PP que presumir lo que estaba sucediendo cuando se trata de algo que no le ha ocurrido en otros lugares? ¿Conocen algún sitio más en España donde haya habido este tipo de saqueos por parte de sus dirigentes? ¿A que no? Es natural, por tanto, y también creíble, que el asunto les pillase por sorpresa. Angelitos.

Tampoco ahora es que sepan exactamente lo qué pasó en Valencia, en el seno de una organización ejemplar que jamás ha dado que hablar. Por ese motivo, porque se desconoce, han abierto un expediente informativo para averiguar hasta qué punto Rita Barberá y su equipo se enriquecían de manera ilícita. Las libretas halladas con donaciones a la exalcaldesa desde 1995 seguramente no son lo que parecen, del mismo modo que el resto de acusaciones que pesan sobre la gestión municipal valenciana. Hay que ser prudentes para no incurrir en injusticias, ha dicho el presidente del Partido Popular. Sobre todo, insisto, cuando los antecedentes en la organización indican que abundan los dirigentes modélicos.

A Rajoy, cuyo espíritu decidido está fuera de toda duda, nadie lo ha empujado a actuar contra Rita Barberá, y si el Presidente lo ha hecho ahora es porque antes no se había enterado de lo que sucedía con ella y su equipo. Esto es para que se enteren.

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