Más de la mitad de las quejas de los consumidores asturianos van dirigidas a los bancos. No es de extrañar: desde la quiebra de Lehman Brothers, los banqueros ocupan, para el imaginario popular, los asientos de privilegio en el sindicato de los hombres del saco. A las cláusulas abusivas que imponen las entidades bancarias habría que aplicarles el código penal en el apartado correspondiente a los abusos deshonestos. Si bien en su infinita piedad hacia el desvalido, los mismos que desahucian por el día permiten que, por la noche, los descansillos que resguardan de la intemperie a sus cajeros automáticos sirvan de cobijo a los desahuciados. En estos días de zozobra económica y desesperanza el único banco que tiene todos su depósitos a un alto interés es el Banco de Alimentos. Es el banco de la obra social, como antaño las cajas de ahorros, que se han convertido, pobres de ellas, en bancos de prueba de la codicia de los otros bancos.
