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andres montes

Los dos modelos

Habló Errejón tras su elocuente y sostenido silencio. Fue un reconocimiento de que la crisis que pretendieron reducir a un relato del enemigo era muy auténtica, lo que obliga a dudar, primero, de que el afán de transparencia de Podemos abarque todos los rincones, incluidas sus intimidades organizativas. La segunda duda es la profundidad de ese desencuentro, que ahora se intenta restañar con urgencia. De lo dicho por el propio secretario político se puede inferir que no estamos ante una cuestión que se resuelva ni siquiera con la incorporación a la cúspide de un hombre de consenso como Echenique.

La necesidad de un nuevo modelo de partido que defiende enfrenta a Errejón con la que denomina "maquinaria de guerra electoral", la que de verdad domina Iglesias, con la que se siente más cómodo y la que sustenta su liderazgo abrasivo.

La diferenciación de los dos modelos, el de ataque y el de los tiempos sosegados, esconde más que un reacomodo de estrategias. Hay una divergencia de fondo creciente cuyo afloramiento como debate abierto en el partido depende del discurrir de otros acontecimientos en los que Podemos tiene un peso decisivo. Errejón propone un nuevo modelo para un tiempo hoy lejano, el que seguirá a la renovación del Gobierno. Mientras llega ese momento, Podemos seguirá en modo "maquinaria de guerra electoral" y persistirán soterradas las tensiones ahora en apariencia resueltas. En esa circunstancia, el partido encararía en condiciones más precarias que hace semanas una nuevas elecciones, a lo que hay que añadir la divergencia de sus convergencias y el balance de un año de elecciones municipales, en el que los gobiernos morados sufrirán las consecuencias de la imposibilidad de satisfacer unas expectativas excesivas. Su emblemático "Kichi", el alcalde de Cádiz, lo sabe bien.

El Consejo Ciudadano de Podemos abordará el sábado esa evaluación de riesgos. Entonces sabremos si sigue el dominio de la maquinaria de guerra o comienza a madurar el modelo Errejón.

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