Ese lugar oscuro llamado brevemente "Génova", es decir, la sede nacional del Partido Popular, ha dado a conocer su dictamen -respaldo a la oficialidad-, sobre lo recientemente sucedido con la formación en la Villa de Jovellanos y consistente en que han cosechado la segunda anulación de un congreso local, tan sólo un año después de la anterior. Pero lo que ha comunicado "Génova" por boca de Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación, es más bien un dicterio, esto es, un dicho que provoca. No nos referimos únicamente a la amargura que ese respaldo a Mercedes Fernández y a su ejecutiva pueda generar en la disidencia gijonesa del PP, sino a la provocación general de las palabras de Casado. Vamos a ver: el marrón es de categoría y se podría afrontar diciendo que el partido va a rebuscar en todas las líneas de la sentencia anulatoria para encontrar resquicios que le salven el trasero. Ahora bien, enviar desde Madrid dicho "respaldo" apodíctico -incondicionalmente cierto y necesariamente válido-, es como abofetear al sentido común y consagrar todavía más la indolencia del PP en todas aquellas parcelas en las que se cisca. No obstante, el Partido Popular de Asturias debe de ser ahora mismo como una gota en esa placenta preparatoria de las próximas elecciones repetidas, algo que a Rajoy parece transmitirle buenas vibraciones. Así pues, que se arreglen por sí mismos los transmontanos astures del PP, y ya se verá qué pasa con la disidencia existente en Gijón, y también en Avilés, más De Lorenzo y lo que controle de Oviedo.
