La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Clave de sol

Propuesta de urgencia por un laicismo integral

La historia demuestra y los hechos confirman que en cuestión de laicismo no resulta eficaz andarse con medias tintas. Si se trata, por ejemplo, de que una Corporación pública desea erradicar de su territorio cualquier manifestación religiosa -sobre todo cristiana con su predicamento secular y tan perniciosa como se sabe- será altamente recomendable que trate de fumigar todos los rincones del alma popular en la que suelen anidar esas funestas inclinaciones.

Deseoso como está el cronista firmante de aportar su pequeña contribución a tan saludables empeños, al parecer en fase de propuesta, adelanta algunas ideas a bote pronto por si pueden ayudar al mejor desarrollo de los propósitos municipales de la capital del Principado. Proceso que puede servir de ejemplo en toda España como fue el Dos de Mayo en Móstoles para el levantamiento general contra el invasor francés. Y si me apuran, de referencia para una revolución mundial. No hay que poner puertas al campo.

Más que un Observatorio, yo propondría un Directorio o un Cuartel General de la Laicidad, con sede en el Seminario Metropolitano previamente vacío y fumigado. Tras la tarea de retirar placas, monumentos y símbolos, ardua por definición, y el establecimiento de la escuela única, laica, grande y libre, se establecerá un nuevo calendario para el que puede servir de modelo el propuesto en la Revolución Francesa.

No entiendo que se pueda pedir una proclamación nacional de Libertad Religiosa porque eso ya está en la Constitución, pero sí la prohibición de la enseñanza confesional bajo duras penas de prisión. La Iglesia, como es lógico, será despojada de todos sus bienes y si le quedara alguno de carácter social ha de ser gravado con severos impuestos. Impulsar una ley de libertad de conciencia es cosa vana porque esa libertad ya existe. Se trata simplemente de erradicar la mala costumbre de profesar una religión. La cristiana, para qué nos vamos a engañar.

Eso para empezar, pero los cristianos han demostrado históricamente que son gente muy dura de pelar por lo que, a juicio de este plumilla, para ser consecuentes habrá que tomar otras medidas. Entre ellas, yo diría que hay que cambiar todos los nombres personales de santos y santas así como eliminar del calendario todos los domingos y fiestas de guardar. Quemaríamos en la Plaza del Ayuntamiento, dentro de un auto de fe, los libros piadosos, historias, misales y directorios litúrgicos junto a las partituras de músicas del ramo, y abatiríamos las cruces de los cementerios?

En una segunda etapa, venderíamos en pública subasta todos los bienes de la Iglesia, convertiríamos los templos en gimnasios, restaurantes y salas de fiestas. Y en una tercera, remataríamos el proceso de salud pública con la disolución de Cáritas además de la Cocina Económica y las iniciativas de mi primo el padre Ángel.

Más adelante, si todo nos va bien, promoveríamos el culto pagano a Afrodita en el Campillín para entretener al personal con la vicealcaldesa como gran sacerdotisa, convertiríamos el Seminario en prisión para católicos resistentes condenados por el Tribunal de Responsabilidades Confesionales, pondríamos una instalación como la de estos días en la plaza de la Catedral y con el tiempo valoraríamos si quitar la carpa o tirar la iglesia?.

En fin, arrasaríamos Covadonga y, por supuesto, encarcelaríamos al obispo. La capital del Principado será un faro que ilumine al mundo.

¡Madre del alma, qué ganas de perder el tiempo!

Compartir el artículo

stats