El PP, en coalición con Foro, fue el ganador de las elecciones generales en Asturias el pasado 20 de diciembre. Es lógico que sus dirigentes piensen en repetir las listas de candidatos el próximo 26 de junio. Lo que resulta extraño es que la ejecutiva de la Federación Socialista Asturiana también tenga en mente mantener las candidaturas que resultaron perdedoras en los comicios de hace poco más de cuatro meses.
¿Qué es que el PSOE está resignado a volver a ser derrotado por los populares en Asturias el 20-D? Porque tal sería la impresión que daría si concurriese con unas listas que ya fracasaron en los anteriores comicios. Porque para los socialistas quedar por detrás de los populares es fracasar, se mire como se mire. Al igual que lo fue para el PP caer derrotado en las autonómicas de hace un año.
De los dos grandes partidos tradicionales asturianos se espera que cuando no cumplan las expectativas (es decir, cuando no ganen) tomen medidas para intentar volver a la senda de la victoria. Ello implica cambiar de estrategias políticas, pero también de personas. Bien es cierto que quizás aún es pronto para saber cómo van a responder los socialistas a ambos retos, aunque tras la intervención del pasado fin de semana de su líder, Pedro Sánchez, ante el comité federal de la organización, casi se podría asegurar que los cambios respecto a los planteamientos y a las candidaturas de diciembre son casi inexistentes. Y el tiempo corre en su contra.
Pero es que si nadie se responsabilizó en el PSOE del más grave traspié electoral del partido desde la instauración de la democracia parece improbable que, cuatro meses después, se vaya a corregir un rumbo hace mucho tiempo perdido. Los máximos dirigentes regionales del PSOE así se lo dejaron ver a Pedro Sánchez en el mismo momento en que se conocieron los resultados del 20-D. Pero, pasados los meses, todo sigue como entonces. Ni caras nuevas hay, ni en Asturias ni en la mayoría de las regiones. Es como si los socialistas se estuvieran dejando ir, resignados a seguir perdiendo votos. Que ni siquiera renueven a sus candidatos para dar una imagen distinta a la del fracaso así lo demuestra.
