La constante de estructura fina de Sommerfeld se relaciona con la fuerza de interacción electromagnética: es el inverso de 137. No tiene dimensiones por lo que su valor numérico es independiente del sistema de unidades utilizado. La referencia inmediata son los electrones y las probabilidades de que una de esas partículas absorba a un solo fotón.
Pero, atención, la cosa va mucho más allá porque entrelaza los misterios del electromagnetismo y a fin de cuentas de las intimidades más profundas de la naturaleza a través de los citados electrones; de la relatividad, mediante la velocidad de la luz, y de la teoría cuántica según la constante de Planck. Olé.
Ha obsesionado y sigue a muchos científicos de primerísimo nivel como Feynman. En su libro "Descifrando el número cósmico", Arthur Miller escribió: "Pauli dijo una vez que si el Señor le permitiera lo que él quisiera su primera pregunta sería ¿por qué 1/137?". Ciertamente Pauli vivió para esa la cifra y murió en un hospital de Zurich, en la habitación número 137.
El Universo tiene 13,7 billones de años y el 137 es el número primo más pequeño de tres dígitos distintos que sigue siendo primo si se elimina cualquiera de sus dígitos. En la numerología hebrea el valor de la palabra Cábala es 137, una cifra autorreferente en Twitter de manera que si se teclea "137" el número de caracteres que quedan por escribir de los 140 permitidos es 137. Es una cifra pura. No la inventaron los hombres. Está en la naturaleza como constante natural sin dimensiones.
Y va Rajoy y saca 137 escaños.
