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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Tanto tren perdido

Érase una ciudad que había perdido numerosos trenes en una región a la que el AVE, pájaro huraño y de mal agüero, no acaba de llegar. Dicen en muchos pueblos de Castilla que hay localidades que sólo tienen dos estaciones: el invierno y la del ferrocarril. Gijón, ni eso. Llevamos más de una década en esta ciudad dándole vueltas a si son galgos o son podencos, si el túnel del metrotrén acaba aquí o acaba allá; si las plusvalías de la aún no iniciada venta de terrenos liberados a las vías del tren van a dar para tanto o para cuánto, en un remedo del cuento de la lechera...

Y si no teníamos suficiente indefinición cogida con alfileres, nos ponemos a discutir una nueva ubicación para la estación intermodal, como si hiciese falta encontrar el lugar idóneo con un palo de zahorí. Y seguiremos discutiendo si tiene que ir soterrada, en superficie o bajo el mar como la mina de La Camocha y así le sacamos un cantarín y todos al chigre a festejar.

Los gijoneses se muestran de acuerdo en que la estación, cuanto más cerca del centro, mejor. Sólo faltaba que la prefirieran en Valdornón... Celeridad es lo que se exige desde la calle. Menos castillos en el aire y más planos y tiralíneas. En esta ciudad estamos hartos de soportar una estación de autobuses a la que calificar de tercermundista es insultar a Somalia, y una estación de trenes de la señorita Pepis.

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