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Tino Pertierra

Sólo será un minuto

Tino Pertierra

Grita, que no te escucho

Carlos: "Hace algunos años fui con un amigo a un mitin político. Por curiosidad y porque esa tarde no ponían nada interesante en el cine. Yo nunca he tenido unas preferencias muy claras en esas cosas, simplemente me alejo de los extremismos y voto a quienes desarrollan un programa con más sentido común y sin vender motos, sabiendo que, en realidad, pocas diferencias hay cuando unos y otros llegan al poder porque las grandes decisiones se toman en otros sitios.

Aquella experiencia fue desoladora, por expresarlo suavemente. Me encontré con un ambiente muy parecido al que te espera en un partido de fútbol, donde los forofos no van a disfrutar del partido sino a ver ganar a su equipo como sea, y si es de penalti injusto en el último minuto, mucho mejor, descargando toda la energía negativa con insultos al árbitro y a los jugadores enemigos, que no rivales.

En aquel mitin me encontré a unos líderes que pastoreaban a sus seguidores con unos discursos de una pobreza intelectual asombrosa, soltando consignas bien aprendidas porque se repiten de una ciudad a otra, y utilizando las peores argucias para caldear el ambiente disparando contra los enemigos, que no rivales, y sabiendo cómo llevar al máximo de ebullición la caldera, como esos actores que saben perfectamente cómo y cuándo recurrir a sus tics más populares para alargar las risas de su público. Por supuesto, en los mítines no se intenta convencer a nadie de las bondades de sus propuestas porque todos salen convencidos de casa, y, en muchos casos, el ritmo depende de las previsiones sobre las conexiones en directo con las televisiones.

De aquella experiencia salí decepcionado y extrañamente triste, porque me hacía sentir muy mal descubrir que en actos así, que deberían ser una manifestación pura de la democracia en toda su madurez, un diálogo entre el pueblo y quienes aspiran a gobernarlo, es decir, a pelear por sus necesidades, sueños y deseos, lo único que se produce es un reiterativo diálogo de sordos entre unos que repiten consignas en las que no creen y otros que aplauden palabras vacías y estériles que oyen pero no escuchan".

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