La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La revisión del callejero ovetense no es neutral

El Consistorio de la capital asturiana, según informaba este periódico el domingo y ayer, ha ultimado un nuevo plan de actuación para borrar del callejero la herencia franquista de la ciudad y aplicar así la Ley de la Memoria Histórica. Propósito a mi entender comprensible si encubriera más lo sectario. Además de redundante porque Oviedo fue de las primeras y escasas ciudades de España que hicieron este escrutinio.

Como he escrito alguna vez, es cosa juzgada por la Comisión creada en el año 2007, tal vez con "gabiniana" precipitación pero no sin voluntad de neutralidad ideológica, cuyas conclusiones fueron entregadas en el 2008 al Consistorio, que concedió a los integrantes la Medalla de Bronce de la Ciudad, distinción a la que este periodista, con muchísimo respeto, renunció por Registro.

Recuérdense los nombres de los once comisionados de entonces: Carmen Ruiz-Tilve, José María Laso, Javier Fernández Conde, José Antonio Caicoya, Susana Pérez Alonso, Luis José Ávila, Ernesto Conde, José Girón Garrote, Josefina Martínez, Gustavo Bueno y quien esto escribe. La propuesta recomendaba la retirada de nombres en quince calles, así como de un medallón y una estatua, además de dos elementos monolíticos en la plaza de Gesta.

El Ayuntamiento, integrado por diferentes fuerzas políticas, cambió tres nombres de calles y procedió a la retirada de los referidos medallón y estatua. Ignoro por qué se detuvo este proceso, los ediles de entonces podrán decir la causa, pero la efectividad de esos primeros cambios demuestra bien a las claras que la Corporación Municipal, como supongo costará en acta, había dado por válida la propuesta de los comisionados, cuyas reuniones duraron meses.

Ahora se replantea todo esto al ignorar la tarea de la Comisión anterior. Y se hace, además, con un criterio mucho más radical y monocorde. Entiende este modesto plumilla que quienes constituimos aquella Comisión hemos de sentirnos afectados por este ninguneo a nuestra labor, a la que aseguro nos entregamos todos con empeño y buena intención personal. ¿O es que ahora estamos ante un puro sectarismo camuflado de justicia que rechaza aquello que simplemente no le gusta?

Da la impresión de que el tripartito municipal pone más interés en los asuntos ideológicos que legítimamente nos dividen que en resolver con criterio social y democrático lo que de veras interesa en el día a día. El nuevo planteamiento, por otro lado, no es neutral sino enfrentado a una parte notable de los ciudadanos. Sin contar el serio perjuicio que un cambio masivo de nombres causará en los intereses de todos y, en particular, de industriales y comerciantes.

En aquel lejano tiempo de los años treinta, ¿quiénes eran los buenos y quiénes los malos? Porque, además, una parte del vecindario podría reclamar que se retiraran nombres del otro lado o, simplemente, mantener los que están consolidados y han perdido toda connotación ideológica, incluso desconocida ya por la mayoría de los ciudadanos. La Gesta, por ejemplo.

Podríamos seguir.

Compartir el artículo

stats