La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Consejera de Industria, Comercio y Turismo entre los años 1987 y 1991

El Parque Tecnológico de Llanera y Pedro de Silva

El protagonismo del expresidente del Principado en el espacio industrial, que acaba de cumplir 25 años

El 25 de junio de 1991 quedaba inaugurado en el centro de Asturias, en Llanera, un extenso espacio industrial diferente a los polígonos industriales al uso.

Sesenta y ocho hectáreas para asentamiento de empresas relacionadas con procesos innovadores, nuevas tecnologías y servicios avanzados, fijándose en sus normas de funcionamiento como sectores prioritarios a captar los de fibras especiales, robótica, biotecnología, informática, electrónica, automatización industrial y tecnología del medio ambiente.

Dos mil cien millones de pesetas de inversión, tres edificios institucionales, para los organismos de promoción, todo ello posible por la consecución de la máxima aplicación de fondos europeos. Una gran ventana abierta a la esperanza y un modelo inédito a explorar.

La noticia de su inauguración quedaba ampliamente recogida en el diario LA NUEVA ESPAÑA, y un expresivo titular: "El presidente Silva se refirió al Parque Tecnológico como 'Un símbolo del futuro de Asturias'". Y afirmó que el asentamiento expresaba la voluntad de los agentes económicos asturianos para superar un periodo de transición económica en el Principado.

Los Parques Tecnológicos se han multiplicado en las tres últimas décadas como importantes instrumentos de políticas públicas de dinamización de la innovación y modernización del tejido industrial.

Asturias fue, junto con el País Vasco, Andalucía y Madrid, pionera en esta política industrial y económica de apertura de asentamientos empresariales con avanzados servicios y prestaciones que fue inicialmente bastante puesta en cuestión, como todo lo desconocido, y muy especialmente en Asturias, por atravesar nuestra región una durísima y larga reconversión en la siderurgia, en la minería, en el sector naval, en los fertilizantes, en el textil y en el campo. No obstante, contó desde el principio con el apoyo de la Federación de Empresarios (FADE) y de los sindicatos mayoritarios UGT y CC OO, que lo vieron como una oportunidad y participaron desde sus inicios en los órganos de gestión del propio Parque y de los organismos en él instalados.

La actuación, este proyecto aglutinador de voluntades, no hubiera sido posible sin la firme decisión política de Pedro de Silva, su entusiasmo y su determinación de modernizar económicamente Asturias e incorporarla a la parte más dinámica de la economía y al mismo tiempo poner al día nuestras economías tradicionales.

Si se leen sus intervenciones y propuestas en los debates anuales sobre la Orientación Política General del Consejo de Gobierno (Diario de Sesiones de la Junta General), se puede observar su constante apelación a hacer de Asturias una región competitiva, competente, inclusiva y atractiva para atraer inversiones, para la implantación de nuevas empresas. La calidad de vida, la sostenibilidad, las políticas públicas, la planificación indicativa desde lo público, sumando recursos públicos y privados de los diversos sectores: Plan Sectorial de Materiales, Plan de Desarrollo Turístico Regional, Plan Sectorial de Cultivos Marinos, Plan Agroalimentario, Plan Industrial; eso que nos suena ahora a modernidad formaba parte entonces de su proyecto, del proyecto político del Partido Socialista.

Y si para ello había que arriesgar abriendo nuevas perspectivas e impulsando instrumentos de apoyo al nacimiento y consolidación de empresas, como el Instituto de Fomento Regional, en siglas IFR (actual IDEPA), el Instituto de Materiales, el Centro de Empresas y las Sociedades de Promoción y Reconversión, la Fundación para la Investigación Científica y la Tecnología (FICYT) o Exportastur, entre otros, se arriesgó.

Se pusieron en pie respuestas a nuestros problemas tradicionales, respuestas novedosas y aún no suficientemente probadas, en ello consistía el riesgo mencionado que era necesario afrontar, la solidaridad y el progreso de nuestra región en declive. Se hizo buscando siempre el consenso, la concordia y la concertación, impulsando al mismo tiempo una reconversión que implicase modernización de los equipos industriales y reforma de las empresas, y no solamente ajuste de plantillas y la innovación en los procesos de fabricación y en los mercados tradicionales, comprometiendo programas y ayudas para propiciar nuevos y más cualificados empleos, optimizando el saber hacer industrial de Asturias.

En muy pocos años, el PT de Llanera fue fértil semillero de emprendimiento y emprendedores y una plataforma publica-privada de ideas y actuaciones para la transformación y modernización de nuestro tejido económico y el desarrollo de talentos.

Una década, la de los noventa, en la que comenzó el debate del concepto globalización frente a políticas restrictivas y defensoras a ultranza de lo local, que abocó como solución intermedia en el expresivo concepto acuñado por Juan Cueto, siempre un paso más hacia delante, de lo "glocal", resumen de aquello de pensar globalmente y actuar localmente o actuar globalmente y pensar localmente.

Fue también el Parque Tecnológico referencia y ejemplo, que se replicó con otras dimensiones y características en Gijón, con el Parque Científico-Tecnológico de la Milla del Conocimiento; en Langreo, con Valnalón, o en Avilés, con el polo siderúrgico, contribuyendo mediante la apuesta por la investigación y la tecnología a la transformación económica, social y cultural del Principado.

Hoy el Parque Tecnológico de Llanera es una hermosa realidad de gran vitalidad, colmatado de empresas punteras, con un alto número de trabajadores y volumen de negocio, y con unos instrumentos públicos de promoción y orientación consolidados y eficientes. Una ojeada a la web del IDEPA nos proporciona amplia información de sus servicios y programas desarrollados, muchos de ellos en el marco europeo con socios transnacionales.

Una curiosidad: el día de su inauguración se plantó un árbol fundacional. Recientemente por votación popular, al precisar elegir nombres para identificar sus calles y avenidas, se han elegido nombres de especies arbóreas, principalmente asturianas.

Con ocasión de este espléndido 25.º aniversario es de justicia, además de felicitarnos por la positiva trayectoria, recordar las razones de su nacimiento, los obstáculos que hubo de superarse, los equipos humanos que participaron en su actividad y desarrollo, y muy especialmente a la persona clave en el proceso, a cuyo aliento, decisión y visión de futuro debió su origen: el presidente Pedro de Silva.

Mirando al presente, mirando al futuro, conviene recordar que hay un pasado que lo hizo posible.

Compartir el artículo

stats