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Fernando Granda

El Camino necesita ayuda

El deficiente estado de la ruta jacobea a su paso por Asturias

El Camino necesita ayuda. El Camino. Así de sencillo. Por excelencia. Porque los diferentes itinerarios de la ruta jacobea son El Camino, con mayúsculas. Así lo conocen en todo el mundo. Vienen a recorrerlo, a "andarlo", gentes de todo el planeta. Es normal ver andarines llegados de América, peregrinos asiáticos, caminantes africanos, australianos y, por supuesto, europeos de cualquier zona continental. El problema es que en muchos tramos no todos tienen iguales oportunidades de comprensión. La señalización, deficiente, provoca desviaciones y en muchos casos obliga a retroceder y rehacer la caminata.

La primera y muy importante forma de informar al viajero es el azulejo de cerámica con fondo azul y una concha de vieira de color amarillo en el centro. Es de forma cuadrada y tiene un diseño simple y fresco, esquemático y lineal, fácil de ver. Sin embargo su perfil parece que no lo entienden quienes los han de instalar en el trayecto, quienes lo pegan, lo adhieren, lo fijan a muros, columnas y distintos tipos de soportes. En un mismo kilómetro, en una misma población, se pueden observar hasta cuatro posiciones distintas con la bisagra de la concha en un sitio arriba, un poco más allá en la parte de abajo y en otras sucesivas a cualquiera de los lados sin tener en cuenta el sentido del camino. Se supone que la parte redondeada de la concha es la que sus diseñadores han resuelto como sentido de la ruta. El dibujo lo da a entender. Pero se encuentra uno con posiciones dispares para indicar un mismo sentido al caminante.

En muchas poblaciones del itinerario, al menos en los caminos que nacen o atraviesan Asturias, los municipios, las asociaciones, los amigos del Camino, se han preocupado de cuidar tanto las señales como el piso, de limpiar de maleza e imprevistos obstáculos la senda por la que han de pasar los peregrinos. Pero las señales, los indicadores, son más difíciles de reparar, de conservar, de modificar si tienen fallos o errores. En muchos casos han de pedir permisos o ayuda a las "autoridades" oficiosas de la ruta, que se ocupan de dar su opinión pero que pocas veces intervienen para más.

En este verano con el turismo en cifras récord, con gran aluvión de visitantes, con un aumento considerable de andarines y con bastantes aportaciones de los defensores del Camino, en el trayecto se encuentran gran cantidad errores y averías no reparadas, fallos achacables al abandono, a persistentes agresiones, a descuidos. Y entre los errores se cuentan, insisto, los de instalación de las conchas de cerámica. Aunque hay intentos de arreglos. Por ejemplo, en el concejo de Llanes, por donde transcurre el Camino del Norte, el de la Costa, encontramos bastantes innovaciones, aportaciones realizadas por amantes de esta senda histórica. Muestras las tenemos en las parroquias de Pría o de Barro. Pinturas alusivas al santo venerado en Compostela o placas grabadas con imágenes alusivas a los monumentos que se puede encontrar el caminante en su viaje hacia el finisterre. Ayudas que además lo embellecen.

Las informaciones que se publican estos días resaltan el incremento del turismo que llega a España, bien por los problemas de terrorismo que afectan a varios países mediterráneos, bien por los precios de la hostelería, ya sea por la situación de numerosos centros turísticos afectados por la penosa solución de la avalancha de refugiados. Es esta una excelente ocasión para potenciar la joya del Camino.

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