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La mala prensa de Trump

Donald Trump, que es político antisistema y ve conspiraciones por todas partes, se proclama víctima de una conjura urdida contra él por los periódicos de EE UU. No ha utilizado aún el adjetivo "canallesca" con el que los franquistas tachaban a la prensa levemente crítica de aquella época en España; pero todo llegará. Y además, quizá no le falte razón al hombre del flequillo.

Candidato de "la gente" y sobre todo del televidente, a Trump podría ocurrirle lo que a aquel enfermo de manía persecutoria a quien, en efecto, perseguían la policía y Hacienda. Contra el aspirante a presidir el imperio en nombre de la majadería editorializan hasta 80 periódicos de su país, incluyendo cabeceras tan sonadas como el "New York Times", el "Washington Post", el "USA Today" o el "Wall Street Journal". Al pobre Trump (es un decir) solo le apoya explícitamente el "National Enquirer", que viene a ser una mezcla del "Hola" y "El Caso" en versión americana.

Antes que una conjura, esta rara unanimidad ha de ser más bien un acto de autodefensa de los periódicos, que a fin de cuentas se dirigen a un público alfabetizado. Nada que ver con la clientela presuntamente ágrafa del que tal vez sea el más grotesco candidato a la Casa Blanca en los más de doscientos años de esa república hoy devenida en imperio.

Es verdad que Trump tiene mala prensa, si entendemos por tal la de papel que, a pesar de su grave crisis financiera, sigue siendo la más creíble para el público. Y la que, paradójicamente, provee de la mayoría de contenidos informativos a internet.

De ahí que el candidato a palos arremeta contra el "Times" de Nueva York, culpando de sus tirrias al dato de que uno de los principales accionistas del diario sea el mexicano Carlos Slim. Por parecidas sinrazones culpa a Jeff Bezos, propietario de Amazon, de haber comprado el "Washington Post" y su leyenda para "influir" en la capital de América y "evadir impuestos".

Ni siquiera las televisiones se libran de la ira jupiterina de Trump, que ha calificado a la CNN de "Clinton News Network" o Canal de Noticias de Clinton. Curioso alegato, si se tiene en cuenta que el palabrero Donald debe gran parte de su notoriedad a los medios televisivos, en los que llegó a protagonizar algún "reality show".

Al igual que sucede en España con otros políticos de rompe y rasga, Trump da bien en la tele y hace subir las audiencias. A ello hay que sumar la difusión gratuita de sus ideas y sus trolas en las redes sociales, que no suelen pararse a comprobar la veracidad de las informaciones que repican. Cierto es que las teles le pusieron la proa al botarate cuando el monstruo creado por ellas pasó a ser candidato a controlar el maletín atómico USA; pero ya era un poco tarde para entonces.

Sorprende que todo esto ocurra en el país de Thomas Jefferson: aquel presidente fundador que decía preferir unos periódicos sin gobierno a un gobierno sin periódicos. Si Trump llega a la presidencia, mucho es de temer que ya ni se plantee esa disyuntiva.

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