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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

La buena leche asturiana

Resulta que, según un reciente estudio científico dado a conocer por este periódico, en Asturias abunda la leche buena, que la mala leche tiene procedencia en otras regiones, en otras latitudes. Es reconocible la tradicional mala leche de los franceses, incluso su mala uva, por mucho que vendan sus vinos más celebrados a precios fuera de órbita y se beneficien, más que ninguna otra nación, de las nocivas cuotas lácteas. En ocasiones, la mala leche resulta beneficiosa para poner en valor lo propio, para defender lo autóctono con uñas y dientes y estrategias comerciales. Se llama chauvinismo y en esa estrategia comercial los franceses nos dan mil vueltas. En esta región, sin embargo, pecamos con frecuencia de lo contrario: de aminorar el valor de lo local, de exaltar exageradamente lo que viene de fuera. Somos la dioxina de nosotros mismos.

Si en Asturias hay buena leche es consecuencia de que las vacas están alimentadas naturalmente, sin añadidos, sin conservantes ni colorantes. Y consecuencia también de que las empresas lácteas manejan el producto como Dios manda, sin trampa ni cartón de tetrabrik. Lo cual es digno de elogio y de reflexión: ¿para cuándo una valiente campaña publicitaria para recomendar el consumo de productos asturianos: leche, carne, pescados, sidra...? Hay numerosos productos que en esta región alcanzan la primera categoría pero somos incapaces de vender sus bondades, tragándonos otros de inferior calidad e incluso nocivos sin caer en la cuenta de que lo barato acaba resultando a la larga caro e incluso costoso para la salud.

Proteger lo autóctono es consumirlo. Y viceversa: lo que se consume se protege.

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