Uno de los grandes objetivos de Asturias en la legislatura que, en la práctica, empieza ahora con la designación del nuevo Gobierno es, sin lugar a dudas, la finalización y puesta en marcha de la variante ferroviaria de Pajares, tras años y años de espera por falta de dinero y el escaso, por no decir nulo, interés político de los gobiernos tanto del PSOE como del PP por rentabilizar una inversión que supera ya ampliamente los 3.000 millones.
Las condiciones tanto políticas como financieras son ahora distintas a las de los últimos cinco años. Fundamental es que el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy no cuenta ya con el respaldo de la mayoría absoluta del Congreso y que ha firmado un plan de actuaciones con Ciudadanos (su gran apoyo parlamentario) que incluye como prioridad la apertura de los túneles ferroviarios bajo el Pajares. Por otra parte, el interlocutor fundamental del principal partido de la oposición, el PSOE, es ahora el líder de los socialistas asturianos y actual presidente de la comisión gestora del partido, a la vez que presidente del Principado, Javier Fernández. Dar largas al asunto de la Variante como ha venido haciendo Rajoy desde el 2012 no parece que sea la actitud que más le convenga al presidente del Gobierno en estos momentos.
Y hay un nuevo ministro de Fomento que, vistas las experiencias anteriores, con poco que haga será bien visto en el Principado. Pero es que, además, Íñigo de la Serna es alcalde de Santander y, por lo tanto, se presupone que conoce mejor que sus antecesores los problemas de comunicación de las regiones cantábricas y, a diferencia de los ministros gallegos, no se encuentra en la tesitura de apostar por su propio AVE en detrimento del asturiano. Por otro lado, como amigo que es del líder de Foro y antiguo vicepresidente y ministro de Fomento con Aznar, Francisco Álvarez-Cascos, seguro que le gustaría poner fin a la obra que éste inició en 2004. Por cierto, uno de los últimos actos que protagonizó Álvarez-Cascos como militante del PP fue precisamente en Santander y acompañado de Íñigo de la Serna.
