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Magistrado

Todavía hay jueces en Londres

Los Juzgados británicos obligan a contar con el Parlamento para el "Brexit"

Hemos conocido la reciente sentencia dictada por la High Court de Londres (Juzgado de primera instancia) que ha dictaminado que el "Brexit" o salida de la Unión Europea, no es automático ni cuestión de plebiscitos sino que requiere el visado e impulso del parlamento británico. Inmediatamente se ha desatado una feroz crítica mediática contra los tres jueces calificados por algunos medios ("The Daily Mail" y "The Daily Telegraph") como "enemigos del pueblo". Curiosa terminología que utilizaba Jean Paul Marat en los inicios de la revolución francesa para señalar desde su periódico los que debían caminar hacia la guillotina. Además se humilla a la mujer que llevó la queja ante los tribunales, pese a que se limitó a ejercer el derecho tan primario como es pedir amparo judicial.

Con ello, cobra vigencia una conocida anécdota del valor de los jueces y respeto a la Justicia como límite a la demagogia o al poder.

En el siglo XVIII, Federico el Grande, rey de Prusia, ordenó construir un majestuoso palacio de Sans-Souci, para holganza veraniega y como al lado de sus jardines se ubicaba un viejo molino de madera que rompía la estética, tras rechazar el molinero su oferta de compra, ordenó expropiarlo y derribarlo. El molinero se quejó ante el monarca, quien le echó con malos modos, por lo que aquél le advirtió al despedirse: "Sire, es gibt noch Richter in Berlin", o sea: "Señor, todavía hay jueces en Berlín".

Lo cierto es que los jueces fallaron a favor del molinero, y el propio monarca acató la voz de la justicia, aprovechando para pregonarlo entre los súbditos y reforzar así la legitimidad de su propio poder. Dicen que si se visitan los jardines del palacio, en Potsdam, todavía puede verse en pie el viejo molino, y me atrevo a decir que merecería reconocerse como "Patrimonio de la Humanidad" por simbolizar la Justicia como límite al poder gubernativo.

Aunque el "Brexit" es cuestión de gran importancia socioeconómica, los tres jueces se limitaron a aplicar derecho y no política para resolver la cuestión. Justo lo que se espera de su función y razonándolo en la sentencia: "El Parlamento, habiendo dado el paso más importante de convertir el efecto directo del Derecho de la UE en el ordenamiento jurídico nacional al aprobar la Ley de las Comunidades Europeas de 1972 como legislación primaria, no hace razonable suponer que pretendía que la Corona pudiera desactivarla, con su propia acción unilateral y en virtud de sus implícitas prerrogativas".

La lógica de la sentencia es tan sencilla como recordar que debe usarse la misma puerta para salir que para entrar (el Parlamento), sin olvidar lo peligroso que es para una democracia el precedente en el siglo XXI de que un gobierno utilice la demagogia y plebiscitos para promover cambios legales de gran calado.

Debemos dejar que la justicia británica resuelva los litigios y que la Corte Suprema resuelva el recurso del gobierno, pero lo auténticamente preocupante es soltar la jauría humana, la prensa y la opinión pública frente a los jueces. Además precisamente en el Reino Unido, cuna del parlamentarismo y del freno a los excesos del ejecutivo.

Las sentencias, buenas o malas, se combaten con los mecanismos jurídicos. Los jueces se equivocan y pueden sancionarse disciplinariamente o apartarse del cargo, pero por mucho que se santifique la libertad de expresión de los medios de comunicación jamás deberían servir de pasquín, sambenito o diana para la furia desatada.

¿Acaso no recordamos que en vísperas del "Brexit" una diputada laboralista fue asesinada por tu tesis europeísta?, ¿ La corte suprema que revisará la decisión de estos tres jueces será libre y auténticamente independiente?,¿ Hemos olvidado que la esfinge de la Justicia es ciega para que sea imparcial? ¿ No fue el griterío popular del juicio bíblico el que presionó a Pilatos, condenó a Jesucristo y salvó a Barrabás?... En definitiva ¿ Queremos una Justicia que mate al mensajero?

Es verdad que no todo el pueblo británico se queja de los jueces, ni todos los medios de comunicación, ni todos los políticos apoyan solo a los jueces que favorecen sus tesis. Pero en un Estado avanzado y civilizado no hay lugar para los golpes bajos, ni para mancillar la imagen del poder judicial que se ve sometido a la zancadilla demagógica en estado puro por parte de los políticos británicos afines al "Brexit" al afirmar: "Unos jueces que no han sido elegidos por el pueblo no pueden controlar la voluntad del pueblo".

No hay país europeo que se vea libre de esta efectiva queja cuando un gobierno o político sufre un varapalo judicial pese a ir arropado con el apoyo popular de los votos o de las calles. Es el momento de recordar que es la propia Constitución y las Leyes las que han querido jueces independientes y profesionales, alzados sobre la formación y prestigio y no sobre la fuerza de los votos. ¿ O preferiríamos que nos operase de corazón un cirujano investido del cargo por la sola fuerza de los votos, o peor aún, que una decisión crítica en plena operación clínica, se adoptase por los pacientes a mano alzada?. Y desde luego, si un comité médico aplicando ciencia médica rechazase un determinado tratamiento, sería inadmisible que se les pusiese en busca y captura por alta traición. Por tanto, bienvenida la libertad de expresión y la crítica de las decisiones de los cargos públicos pero lo de untar con brea caliente y plumas debe quedar para los castigos de los tahures del oeste americano.

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