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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Trece eritreos en Gijón

Trece refugiados de Eritrea llegan a Gijón, ciudad de acogida y solidaria, multirracial donde las haya y confiada en la buena fe de cada extranjero que llega. Tan confiada y cándida en ocasiones que el gijonés de la calle se sorprende de que un vecino de la misma escalera que lleva años afincado en su barrio pueda pasar por un activista destacado del autoproclamado Estado Islámico, como ocurrió hace unos meses con el hijo descarriado de una familia respetable de origen marroquí en La Calzada.

Seguramente Gijón haya aprendido a ser solidario en el recuerdo de tantos hijos de esta tierra que tuvieron que tomar el camino del exilio. ¿Cómo no va a ser acogedora con el extraño la ciudad que extrañó durante tanto tiempo a tantos gijoneses que obligados huyeron o simplemente emprendieron la marcha por culpa de la necesidad o el desarraigo? Es Navidad y conviene apuntar en el haber de Gijón ese nuevo gesto solidario de un territorio que presume de ateo, pero que siempre dio muestras sinceras de un compromiso social exacerbado. Por otro lado, si son creyentes y lo piensan con una miaja de detenimiento convendrán en que María, José y el Niño eran refugiados que huían del horror, que buscaron acomodo en un lugar extraño y nadie les prestó abrigo en un piso de acogida. Hago la prueba en Google Maps del recorrido de la Sagrada Familia y lo comparo con el periplo de tantas familias que ponen en grave riesgo su vida por escapar del dolor de la guerra. Son 110 los kilómetros que separan Nazaret de Belén: 26 días de Adviento a lomos de una burra que, imagino, no ayuno de peligros y contrariedades. Es Navidad...

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