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Reflexiones de bebés anónimos

El "comonote"

Pongamos que me llamo Daniel y que tengo 15 meses.

En el parque donde me reúno con un amplio grupo de colegas a merendar, suele haber cinco o seis que no quieren comer todo lo que les dan, o que gritan, o que se revuelven en sus sillitas hartos de estar atados en ellas.

Cuando se inquietan o se niegan a hacer lo que los adultos quieren, siempre se oye la voz enfadada de algún familiar que los amenaza con llamar al "comonote", un espeluznante animal que les hará sabe Dios qué cosas tremendas. Investigando por mi cuenta, he llegado a la conclusión de que no existe una, sino varias especies de "comonotes". Todos con nombres muy largos y muy feos. Los más frecuentes son el "comonotecalles", el "comonotestesquieto" o el "comonotelocomastodo".

A mí nunca me metieron miedo con ninguno de ellos, pero les tengo pánico igual, porque si atacan a mis colegas me atacan a mí.

Me gustan mucho los animales, por eso estoy tratando de averiguar cómo son y qué peculiaridades poseen estas bestias atemorizadoras.

Parece ser que los animales se dividen en varias clases: los que gustan, los que dan miedo, los que dan asco, los que vuelan, los de granja, los de los zoos, los salvajes, los pequeñísimos y los que se comen. Estoy seguro de que los hay de más clases, pero todavía no los he descubierto.

Los "comonotes" -eso está muy claro- pertenecen a la clase de los asustadores. He oído que son grandes, sin pelo y sin piedad. ¡Qué horror!

Desde muy pequeñito, mi madre me enseña cómo se llaman los animales que existen en el mundo. Me los muestra en un libro en el que, según ella, están todos. Pero me he fijado bien, bien y no aparece ningún "comonote". ¿Dónde vivirán? ¿Estarán ocultos debajo de la tierra, agazapados, al acecho, dispuestos a herirnos?

No sé nada de ellos, pero me cuesta mucho trabajo entender que algunas personas mayores quieran aterrorizar a los niños con esos animales tan horripilantes.

Lo he pensado bien y ya sé lo que quiero ser de mayor. Voy a vencer mi miedo y a convertirme en domador de "comonotes."

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