El sector oficial del socialismo asturiano debería ir preparando ya la transición para cuando su actual líder (y ahora también referente nacional interino del PSOE), Javier Fernández, decida dejar la primera línea política, bien en el partido, bien en el Gobierno. Porque son tantos años de "javierismo", desde el 2000, que a la Federación Socialista Asturiana le va a costar mucho cambiar el chip; sobre todo porque nadie en la dirección regional de la formación se ha preocupado de pensar en el relevo del actual secretario general y jefe del Ejecutivo autonómico. Y así ni sus colaboradores más cercanos se atreven a aventurar por dónde puede ir lo de la sucesión.
En todo caso, el cambio en la cúspide del partido no parece ser tan imperioso como el encontrar a la persona más adecuada para encabezar la lista de la FSA en las próximas elecciones autonómicas. La explicación es muy sencilla: Javier Fernández, si todo se desarrolla con normalidad de aquí a junio, sin grandes contratiempos, sin sorpresas, volverá a presentarse como candidato a la secretaría general en el próximo congreso regional de la organización, cónclave que, en principio, la actual dirección de la FSA quiere que se celebre en el otoño. Luego, ya se verá si el sector crítico del partido en la región decide o no plantarle cara con una lista alternativa.
Sin embargo, Javier Fernández ya ha anunciado a su entorno que no tiene intención de concurrir como número uno en los comicios regionales de dentro de poco más de dos años. Por eso es por lo que los socialistas asturianos sí deben ir pensando en quién puede ser su candidato a la Presidencia del Principado en mayo de 2019. Porque un cabeza de cartel no se improvisa de la noche a la mañana, sobre todo si se trata de reemplazar a un político tan popular como lo es ahora Javier Fernández.
