A la vista del notable éxito cosechado por el secretario del Ayuntamiento de Gijón a las teclas en el concierto "vintage" celebrado el miércoles ante respetable auditorio en homenaje a Alberto Cortez, ¿cabría la posibilidad que la señora alcaldesa hiciera encarecido encargo al alto funcionario municipal de amenizar al piano las tediosas sesiones plenarias municipales vespertinas? ¿Y que el susodicho músico y fedatario se enfrentara al teclado desde su escaño luciendo la chaqueta adquirida en Camden Town (London) que mostró orgulloso en el citado recital?
A la vista del fuego cruzado que se gasta en los plenos y a la necesidad de andarse con pies de plomo sobre el campo de minas que cubre el suelo del salón de sesiones, ¿convendría a De Diego vestir la chaqueta estilo Elton John del recital reciente o le resultaría más seguro aparecer cubierto el torso por la chaqueta metálica modelo Kubrik, para eludir el duelo a ráfagas de metralla dialéctica entre gobierno y oposición? Puede que al secretario le coja en medio el fuego amigo que en ocasiones intercambian Foro y Xixón Sí Puede para disimular, pólvora en salvas...
Teniendo en cuenta además la confesable admiración del secretario del Ayuntamiento de Gijón por Cortez y sus letras, cabría preguntarle si a De Diego le gusta el sol y la mujer cuando llora, las golondrinas y también las señoras, saltar balcones y abrir las ventanas y las muchachas en abril. ¿Le encanta al secretario, como al cantautor gaucho, ser amigo de los ladrones y las canciones en francés?
