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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

"Miserere mei, Deus"

Políticos de esta ciudad al dictado de su jefe, miembros de la Cofradía del Amén

A algunos políticos de esta ciudad les ha tocado estos días desempeñar el oficio de costaleros, y no precisamente por el ánimo y compromiso penitente de repartir el peso procesional de los pasos de la Semana Santa gijonesa, que arranca con un puñal robado, en lo religioso, y con un plan de vías en permanente estado de secuestro, en lo profano.

Cargan esos representantes públicos con la pesada cruz de tener que defender, contra viento y marea, los preceptos marcados por la jefatura suprema de su partido. Hágase en ellos según la palabra del que más manda, del mandamás de turno. Y allá van, como ovejas al matadero, camino del Gólgota de la autoinmolación, con tal de no contrariar al sumo hacedor de sus siglas, el que eleva al paraíso de las listas electorales o condena al averno del olvido político. "Jefe mío, jefe mío, ¿por qué me has abandonado?".

Pertenecen estos políticos de túnica blanca y dorado cíngulo no a la Veracruz, ni a la Santa Misericordia ni al Santo Sepulcro, sino a la Cofradía del Amén, una hermandad cuyos cargos más notables inclinan la cabeza mansamente y profesan entrega inquebrantable al amado líder, cuyo mandato no cuestionan, sea el ancho de vía internacional o ibérico; que lo mismo entonan aleluyas que lamentan sentidos cantos fúnebres. "Miserere mei, Deus".

Uno ya no acierta a distinguir en esta recua si se trata de políticos mansos de capirote u ofician simplemente de serviles mamporreros. ¡Ay, Señor, pobre ciudad, en la que la procesión siempre va por dentro!

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