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Periodista de TVE

Asturias, gracias... y hasta siempre

Tras la celebración del primer homenaje civil en España a los oficiales de la UMD

e hijo del cofundador de la UMD Xosé Fortes

No es un secreto que los gallegos sentimos una admiración no exenta de cierta envidia por Asturias. Uno de los motivos se podría decir que es de origen geológico o mineral. Sus tierras no son tan ácidas y por tanto sus paisajes son de un verde de acuarela, con pastos cuidados casi a guadaña, sin apenas manchas de tojos o helechos resecos. El otro es de carácter humano, su apego al cuidado del territorio desde una perspectiva más comunal que individual. Ambas cosas las podemos constatar cada vez que atravesamos la "frontera", ya sea por el puente de los Santos que une Ribadeo con Castropol, como sobre todo por el que se accede a Vegadeo. Atrás dejamos demasiadas muestras de eso que se ha dado en llamar "feísmo" (mucho cemento a la vista cubierto de uralita) y nos adentramos en un admirable paisaje humanizado.

Hace unos días Asturias ha dado también un ejemplo de comportamiento ciudadano por el cual la admiración será ya eterna: la organización del primer homenaje civil en España a los oficiales de la UMD (Unión Militar Democrática), detenidos, encarcelados y expulsados de las fuerzas armadas hace 40 años por la propagación de ideas de democracia y libertad en el ejército franquista. La iniciativa surgió de ese maravilloso foro de debate y pensamiento que lleva por nombre "Tertulias en Llanes" que coordina Adolfo Rodríguez y al que enseguida se sumó la Universidad de Oviedo, el Colegio de Abogados, el Foro Milicia y Democracia, el Ayuntamiento de la capital y otros siete concejos asturianos. En cada uno de ellos, miembros de la UMD, ya con bastantes años, achaques y batallas a cuestas, intervinieron en varias charlas en los institutos para que los jóvenes estudiantes de Bachillerato entendiesen que esto de la democracia no ha caído del cielo, que en España hubo que luchar mucho por ella y que va a haber que seguir haciéndolo para que nadie la vuelva a secuestrar.

Uno de esos militares es mi padre, el coronel de Infantería en la reserva Xosé Fortes. Con la excusa de que ya es bastante mayor para conducir largas distancias me ofrecí gustoso a llevarlo a él y a mi madre. Por proximidad geográfica nos tocó hacer parada en Vegadeo donde dio a los alumnos y profesores de la localidad una conferencia dialogada sobre aquellos años, sobre la milicia y la democracia. El trato humano que recibimos en el instituto, en la recepción municipal y en el acogedor hotel Casa Soto, en el que nos alojamos, nos lleva a pensar que efectivamente hay cosas que no pasan por casualidad.

Los actos culminaron en Oviedo, donde convergieron como si de unas maniobras se tratasen los oficiales de la UMD. En el salón de plenos todos los grupos municipales, excepto el PP (como decía, hay cosas que no pasan por casualidad), se sumaron al reconocimiento a estos militares que ejercieron de demócratas prematuros en tiempos de dictadura y pagaron por ello.

Pero ni siquiera Asturias está exenta de individuos cuya estupidez es pareja a su intolerancia y fanatismo. A las puertas del Teatro Filarmónica, donde tenía lugar el cierre a estas jornadas, media docena de supuestos militantes de izquierda que se decían integrantes del Partido Comunista trataron de boicotear el acto como en otras ocasiones han hecho también elementos de ultraderecha y de la caverna franquista. Hay que ser muy miserable para aprovecharse de una persona con muestras evidentes de tener sus facultades mentales perturbadas para intentar algo así. Fue lo que pasó cuando alguien llamado Largader Danciu -tan ávido de protagonismo como escaso de luces- comenzó a berrear con un megáfono gritos contra algunos de los asistentes al acto.

En la platea del teatro y en el estrado surgían caras de incredulidad, asombro y vergüenza ajena. Había allí personas de ya una edad y no lo pensé dos veces. Me levante y como pude saqué de la sala a semejante sujeto para que el acto prosiguiese, mientras otro supuesto militante del PCA -quién te ha visto y quién te ve- grababa con el móvil el altercado para colgar a los cinco minutos en Youtube tal "hazaña". ¡Cómo es posible que las siglas del histórico Partido Comunista de Asturias, vertebrador de la lucha obrera y antifranquista desde las ciudades y villas fabriles a la cuencas mineras, hayan acabado secuestradas por esta tropa de descerebrados que hacen el caldo gordo a la ultraderecha! ¿No hay nadie entre la antigua militancia que pueda poner fin a este desvarío?

Por fortuna el acto pudo continuar. Fue la primera vez que vi llorar de emoción y agradecimiento a mi padre y a sus viejos compañeros de armas cuando fueron llamados al estrado y con los acordes de las gaitas sonó como homenaje el "Asturias Patria Querida". Después vinieron los poemas de Lorca interpretados por la voz cristalina y comprometida de Ana Nebot, las composiciones de Pau Casals, el himno a la libertad de Labordeta y como remate el siempre emotivo "Grandola Vila Morena", el himno de la Revolución de los Claveles en Portugal.

Asturias, siempre Asturias. Al día siguiente, atemperadas ya las emociones de estas jornadas inolvidables tras el trasiego de unas cuentas botellas de sidra, regresamos de nuevo a Galicia. Atrás íbamos dejando Avilés, Luarca, Tapia de Casariego... Al atravesar el Puente de los Santos comentó mi padre con la mirada perdida hacia la desembocadora del Eo. "A ver si un día se nos pega algo de los asturianos, que además de vecinos, somos primos hermanos".

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