Tenemos a Gijón patas arriba, con un montón de calles sitiadas por maquinaria de obras. Al tiempo se anuncia una programación musical veraniega de altura, como no se recuerda en años, de escándalo, que es un escándalo, abierta en canal anoche por el simpar Raphael. Y por si fuera poco, grandes de la escena nacional se asomarán hasta final de año a las tablas del Jovellanos, encabezando carteles de lujo... ¿Qué mosca le ha picado al equipo de gobierno? ¿A cuento de qué este sorprendente arreón cuando aún restan dos años para las próximas elecciones municipales?
La Alcaldesa suma unas semanas de visita casi diaria a centros de enseñanza y sedes vecinales, apuntando peticiones en su cuaderno de quejas, revisando el estado de las obras en ejecución, anunciando otras nuevas con ánimo conseguidor. Semejante frenesí de zapatilla ha de responder a alguna causa, a alguna motivación que los profanos desconocemos pero que a muchos sorprende y a la oposición tiene inquieta...
Lo del programa festivo de Begoña -un acierto, por cierto, de Zúñiga acercar al redondel de El Bibio al fenómeno Roca Rey- tiene su lógica, después del ridículo del pasado año, con actuaciones de geriátrico y cierto tufo a naftalina, tales que "Mocedades", "Los Panchos", Micky, Mike Kennedy y un Nick Lowe septuagenario, que de haber llegado a Gijón juntos en un Alsa podrían haber pasado por una excursión del Imserso. Parece que el concejal de Festejos se quiere sacar la espinita que tenía clavada en el corazón, como un Albert Hammond de cabeza afeitada y sin guitarra, mientras la Alcaldesa pasea la peineta por los barrios, "arreglá pero informal", como si fuera Martirio sin chándal y sin tacones.
