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Vicente Montes

El respaldo al Gobierno regional, el reto en Asturias

La difícil hoja de ruta a la que se enfrenta el PSOE asturiano

A medida que se calman los gritos de euforia de la victoria "pedrista" en el PSOE y una vez que los "susanistas" han pasado del pasmo al desánimo y a la voluntad de seguir adelante, el socialismo asturiano se enfrenta a retos inminentes que requieren sosiego. De cómo reaccionen los vencidos partidarios de la presidenta andaluza y (más importante aún) de1 modo en que los partidarios del nuevo secretario general administren su actual posición de fuerza dependerá el escenario regional. Pero en política es importante entender los tiempos y vale más ir pasito a pasito que tratar de adivinar lo que vendrá en un plazo futuro lejano. Cada día tiene su afán, y también cada hito tiene su tiempo.

La primera duda: el futuro de Javier Fernández. Antes de lanzarse a cualquier cábala es necesario tener el terreno despejado. Por eso es determinante conocer la decisión que el presidente de la gestora y presidente autonómico, Javier Fernández, adopta respecto a su futuro en el partido. El runrún interno es que Fernández anunciará que no optará a renovar como secretario general de la FSA, aunque algunos de los suyos están dispuestos a pedirle que continúe encabezando el partido como garantía de unidad. Sin embargo esa es una hipótesis compleja. Los "susanistas" se encargaron de señalar que los votos a Pedro Sánchez suponían un reproche a Javier Fernández: bajo esta tesis autoproclamada, una mayoría por mas de 900 votos para Sánchez vendría a suponer un severo tirón de orejas al actual líder del PSOE asturiano. Pero ¿es así? Javier Fernández aún podría pacificar las revuletas aguas del socialismo en Asturias, pero asumiendo que la mayoría está ahora del lado de quienes cuestionan la gestión hasta ahora de la dirección regional. Es probable que Javier Fernández anuncie su decisión esta semana. El escenario idóneo es el domingo, en el precongreso regional de cara al federal, donde Fernández tendría ocasión de explicarse ante una representación amplia del partido. No obstante, tiene ocasión también de pronunciarse ante la Ejecutiva, que tiene previsto reunirse el próximo viernes. Hay quien en cambio considera que Fernández debería aguardar al último momento para despejar su incógnita. En cualquier caso, lo que decida el presidente regional sera clave para los acontecimientos posteriores.

Siguiente paso: un congreso federal tranquilo. La decisión de los barones "susanistas" de pactar las listas de delegados al congreso federal es una clara muestra de buena voluntad y de asunción del resultado de las primarias. No habrá ganas de pelear puestos en el comité federal ni de segar la hierba bajo los pies de Sánchez. De no torcerse las cosas, lo lógico sería que el PSOE celebrase su cónclave federal a mayor gloria del secretario general, en ambiente de sintonía y unidad por más que a alguno le escueza. Los "pedristas" ya avisan de que se modificarán las ponencias del congreso, impulsadas por la gestora. Seguramente haya debate en algunas cuestiones espinosas, como las organizativas, porque Sánchez quiere resaltar esa idea de mayor apertura a la militancia. Si cada grupo mantiene la calma, quizás quepa esperar que Sánchez dé orden de que no se abran batallas vengativas en los territorios de los barones. Tiene sentido: si Pedro Sánchez aspira a ganar unas elecciones más le vale contar con buena parte de los secretarios generales territoriales que mantienen gobiernos autonómicos.

Tercer movimiento: un congreso regional de unidad. ¿Tendría sentido una batalla en Asturias por el control de la FSA a sabiendas de que hay que mantener casi dos años un gobierno? Aun en el caso de que Javier Fernández anuncie que no optará a la secretaría general del partido en Asturias, seguirá siendo presidente y su intención es concluir la legislatura. Conviene recordar que se trata de un gobierno regional marcado por su apoyo a Susana Díaz y que también el grupo parlamentario en la Junta General tiene el sambenito "susanista". Aunque los "pedristas" mantuviesen el control de la Federación Socialista Asturiana, no deberían dejar al gobierno de Javier Fernández ni a la actividad parlamentaria a los pies de los caballos ya que sería dispararse a uno mismo de cara a las siguientes elecciones autonómicas. En el fondo, ¿todo esto no va de tratar de ganar elecciones? Si los "pedristas" buscan acuerdos, podrían conseguirlos; si no, los "susanistas" ya avisan de que plantarán batalla.

Cuarto movimiento: la hábil elección de nombres. Tras el terremoto de las primarias del 21-M a nadie se le escapa que a la FSA le toca una severa renovación generacional, pero con la mirada puesta en tratar de superar las diferencias y poner fin a la severa fractura que ha sufrido el partido. El mayor valor de Javier Fernández ha sido poner fin a las viejas rencillas entre renovadores y guerristas y tratar de muñir una nueva unidad. ¿No sería lo razonable que el nuevo secretario o secretaria general intente lo propio? La clave para conseguirlo estará en la acertada elección de los nombres que desempeñen los puestos en la futura dirección regional y que representen a todas las sensibilidades sin herirse mutuamente. No obstante, de un tiempo a esta parte el PSOE afronta un problema doméstico: ya no es posible recurrir tan fácilmente a las liberaciones sindicales para lograr dedicaciones exclusivas a la actividad política. Esta condición exigirá que los principales puestos en la futura dirección regional estén ocupados por personas con sueldos asegurados por otras vías y tiempo de dedicación suficiente. ¿Alcaldes liberados? Quizás, pero tendrán que buscar adecuadamente a sus posibles relevos de cara a las siguientes elecciones municipales.

Quinto movimiento: el complejo escenario de las elecciones autonómicas. Sin duda una de las principales batallas futuras será la del candidato a las elecciones autonómicas. Javier Fernández ya ha dejado claro que en ningún caso volverá a ser cartel del PSOE y, en esas circunstancias, parece lógico creer que un renovado secretario general del FSA fuese el candidato autonómico. Pero eso no es obligado: la bicefalia no es una enfermedad rara. Eso sí, antes habrá que saber cuándo se celebran, si Mariano Rajoy decide adelantar una llamada a las urnas, si Javier Fernández expira la legislatura, si todas las aguas discurren por el cauce manso o el socialismo asturiano continúa con una reedición de sus luchas internas. Pero para ese capítulo aún quedan muchas páginas que pasar.

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