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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Como el cielo de Okinawa

Acaban de añadirse nuevas aeronaves al festival aéreo de Gijón, uno de los hitos turísticos del verano en esta ciudad, que este año apuesta por la música en tropel y los cazabombarderos. La última asomada a la parrilla del festival es el célebre "Bronco", o North American Rockwell OV-10, un avión de observación y ataque ligero propulsado por turbohélices que se suma a otras naves de combate procedentes de los ejércitos del Aire de España, Suiza y Bélgica, tal que el Douglas A-1 Skyrider, el caza F-16 "Display Team", el caza PC 7 Team o el C-101 de la Patrulla Águila con base en San Javier.

En total, más de una veintena de aeronaves militares en lo que se había anunciado de mentirijilla como el festival con mayor presencia civil de los últimos años, tal vez para no contrariar a la izquierda quisquillosa que prefiere la mantequilla del último tango en París a los cañones de Navarone. Haz el amor y no la guerra. Algo tendrá de atractivo poderoso el evento si el psicoanálisis reconoce al avión como un símbolo fálico.

El caso es que el cielo de Gijón va a parecer el 23 de julio próximo el escenario de una batalla aérea, con más aviones de guerra sobrevolando la ciudad que la isla de Okinawa en abril de 1945. Un desfile impresionante, muy del gusto de los habitantes de esta ciudad y concejos limítrofes, que se congregan por miles en el entorno de San Lorenzo para aplaudir el espectáculo.

Hace meses, varios grupos pacifistas reclamaron al Ayuntamiento cambiar el festival aéreo, a cuenta de su contenido belicista, por un vuelo masivo de cometas. Ambas celebraciones son compatibles: representan la fascinación contra el miedo a volar.

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