La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Joaquín Rábago

"Bloque negro"

Estaba claro que la derecha alemana no iba a tardar ni un segundo en explotar demagógicamente la violencia del llamado "bloque negro" durante la reciente cumbre del G20 en Hamburgo. Desde ese fin de semana no hay debate en la televisión germana donde políticos y opinadores mediáticos no acusen a los partidos de izquierda de excesiva tolerancia con los violentos de su ideología.

De nada sirve que se les responda que la violencia de la extrema derecha ha causado ya en este país decenas de víctimas mortales, algo que no puede decirse de la de extrema izquierda, por condenable que ésta también sea.

De nada sirve tampoco que socialdemócratas, verdes o los representantes de Die Linke (la Izquierda) aseguren no tener nada que ver con los destrozos habidos ni con la respuesta violenta de una clara minoría a la actuación contundente de las fuerzas del orden. Ni que se culpe a los responsables de la policía de haberse preocupado casi exclusivamente de la seguridad de los asistentes al G20 y haberse casi olvidado de unos ciudadanos que pagan sus impuestos y tienen también derecho a que se protejan sus bienes.

Como ocurre siempre en estos casos, la derecha ha aprovechado los desórdenes de Hamburgo para reclamar un incremento de los efectivos policiales y de las medidas de control.

Ni la canciller cristianodemócrata, Angela Merkel, ni su ministro del Interior, ni el alcalde socialdemócrata de la ciudad, todos los cuales pensaban sacar algún rédito de la cumbre en este año electoral, admiten haberse equivocado con la elección de Hamburgo.

Pero hoy ya nadie habla de aquello contra lo que protestaron democrática y pacíficamente en esa ciudad miles de personas: el capitalismo desenfrenado, el reparto cada vez más desigual de la riqueza, la precarización del mundo laboral, las barreras a la inmigración o el cambio climático.

De lo único que se habla desde entonces es de la violencia de la izquierda radical y de la necesidad de que el Estado siga armándose para protegerse.

Compartir el artículo

stats