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España ha actualizado su estado (II)

Las cuitas de Neymar y la presencia de los políticos en las redes sociales

No hay derecho. Estás intentando sacar adelante el verano sin sobresaltos y resulta que Neymar se obstina en agitar las aguas del mercado balompédico y, a su manera, reivindicar el derecho a decidir. De momento parece que ha decidido no comunicar una decisión, pero las cifras que acompañan sus dudas son de las que dejarían al tio Gilito en estado de shock. Es mucha pasta. Es lo que pasa con el fútbol: que siempre sale envuelto en dinerales y eso hace que el resto de los humanos se empequeñezcan. Cristiano Ronaldo se ha enfrentado a los interrogatorios de la Hacienda española que, dice él, ha hecho lo que ha hecho por ser él quien es. Cuánta injusticia.

Convivimos con las crudezas de la realidad: tres banderas rojas ondean en la playa el día que hace más sol, Pedro Sánchez nos demuestra permanentemente su buena mano como cazatalentos y las estrellas balompédicas no consiguen vivir tranquilas porque siempre hay algún aguafiestas que se fija en los dinerales que ganan y los compara con otros salarios. Un sinvivir. La política se obstina en demostrarnos que la prioridad de los profesionales es arrimarse a buen árbol y, una vez allí, soltar no importa qué sandez con tal de no desentonar en el coro inmutable de las obediencias. ¿Alguien no tiene cuenta en Twitter? Pues votemos a ese alguien. Abaratar el diálogo politico es denigrar el decoro de la democracia. Estamos metidos de lleno en ese deterioro. Por eso hay que tener altura de miras y agradecer -sí, agradecer- a las megaestrellas del fútbol que nos distraigan de preocupaciones mayores. No todo va a ser levantar acta de cómo está el patio. La víctimas de las importunas pesquisas del fisco adornan las fotos de los medios y traen un toque Hello! a las penas de la realidad. Para eso se les paga, para que nos rediman. Es altamente difícil que volvamos a un punto en el que la vulgaridad deje de ser virtud y las buenas letras un exotismo; el ágora se ha encanallado y todas las noticias giran en torno a ese declive. Por eso las cifras que adornan las noticias de Neymar son la por ahora última variación de la lucha de clases: eso sí que es un proceso. Dentro de él, la burguesía catalana mueve ficha y se alía con quien puede- a veces se le nota la soledad.

Dejar a España puede ser icómodo, ser dejado por Neymar puede ser dolorosísimo. Eso es lo que hay que entender para no deconectarse de los entresijos de la realidad. Mientras tanto, leemos en los periódicos lo que los políticos escriben en cuentas de tweet. Un partido que no las use y que exija buena expresión a los políticos ágrafos: utopías. Bueno, y que haga solín.

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