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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El califato catalán

Cataluña tiene en manos extranjeras los cimientos de su pirámide de población

A la luz de los datos demográficos que esgrime el avilesino Alejandro Macarrón, ingeniero de Telecomunicaciones y director de la Fundación Renacimiento Demográfico, podría ocurrir que el califato ingresara en España no por Tarifa, sino a través de territorio catalán. En Gerona, el veinte por ciento de los niños que nacen al año son ya hijos de magrebíes. El quince por ciento en Tarragona y Lérida y el doce por ciento en Barcelona. Lo cual conduce a pensar que, de seguir este ritmo de costosa natalidad, en un tiempo no muy lejano, y si se cumplen los designios secesionistas, Cataluña no será española pero tampoco catalana.

Gracias a la inmigración Cataluña enderezó en parte sus registros poblacionales, pero dejó en manos extranjeras los cimientos de la pirámide de población. En su libro "Suicidio demográfico en Occidente y medio mundo", Macarrón apunta que casi la mitad de los nacidos en Cataluña hoy no son de padres españoles, y por supuesto no de catalanes. Debe ser difícil de digerir para el nacionalismos tribal que al cabo de unos años un alto porcentaje de catalanes no coman butifarra ni brinden con cava. Como en aquella escena de la hilarante "Airbag", en la que el lendakari vasco era un ciudadano de raza negra.

Tampoco Asturias, una de las comunidades más envejecidas del Viejo Continente, muestra un futuro esperanzador si no mejoran pronto los indicadores demográficos. Según Alejandro Macarrón, Asturias es la primera región de Europa donde, si nada cambia, desaparecerá la población. Pónganse pues, aquellos asturianos que estén en edad de ello, a procrear.

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