La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Arquitecto

Aproximación a una nueva agenda urbana en Asturias

La necesidad de potenciar y formalizar la existencia de un espacio metropolitano en la región para dotarnos de instrumentos de gestión acordes con la evolución actual de la sociedad

Si no hay cambio de tendencia, España será en 2050 el país más envejecido del mundo, tan sólo por detrás de Japón. Esta inexorable sospecha, unida al hecho de que, en esa misma fecha, el 70% de la población mundial vivirá en las ciudades, debería advertirnos de los riesgos de mantener sistemas urbanos inadecuados para afrontar la realidad sociológica, económica y ambiental que se nos avecina y obligarnos a introducir cambios urgentes en nuestro modelo territorial y en las ciudades que pretendemos construir para las generaciones que vendrán.

¿Serán esas ciudades inevitables cada vez menos habitables? O, por el contrario, ¿conseguiremos sumar esfuerzos para mejorar esa negativa predicción, reconfigurando los escenarios donde discurrirá nuestro futuro? Porque ese futuro, nos guste o no, se jugará en las ciudades, y serán ellas las encargadas de influir en los aspectos fundamentales de nuestras vidas. Esa necesaria visión urbana de futuro se plasmó el 20 de octubre de 2016 en la Conferencia ONU-Hábitat III en Quito, y ha sido bautizada como la Nueva Agenda Urbana (NUA) para el horizonte 2030. A su vez, la Agenda Urbana Española debe ser capaz de contribuir a perfilar una nueva política, que permita afrontar los grandes desafíos estructurales y ser capaces de construir un nuevo paradigma de relaciones que ahora deberá surgir desde las propias ciudades, consideradas como "espacios-laboratorio" de solución y de futuro.

Con el fin de dar respuesta a esos desafíos, el pasado 10 de septiembre se acordó en Nueva York el texto definitivo de esa Nueva Agenda Urbana global, cuyos principios básicos fomentan un modelo de ciudades compactas, conectadas, integradas e inclusivas, de tal modo que la Nueva Agenda Urbana será el instrumento con el que investigar y promover acuerdos complejos y apasionantes mediante pactos entre las ciudades y el gobierno de sus territorios.

Esa nueva dimensión urbana a la que Asturias debe aspirar sin complejos deberá llegar por la fórmula de la cooperación con socios relevantes (ayuntamientos, Principado, Estado, etcétera) que, deseando compartir un modelo ambicioso y de rango metropolitano, se plantee como un instrumento rector y competitivo para conducir los procesos de crecimiento coordinado, alimentando así el círculo virtuoso de una prosperidad basada en el acuerdo y en objetivos comunes. La auténtica prioridad para el arranque funcional de un Área Metropolitana en Asturias (ÁMA) debiera basarse en un acuerdo de mínimos de esa Nueva Agenda Urbana propia, con etapas de integración progresiva de sus socios, centrada en una masa crítica cada vez más fuerte y determinante.

Sin una sensación de pertenencia en positivo a un nuevo espacio común, que permita a sus habitantes presentir la verdadera intuición de caminar hacia a un modelo mejor que el que ya tienen en sus respectivas ciudades, será difícil avanzar por el camino de la integración en ese espacio metropolitano planificado que debiera resultar clave para nuestro progreso.

La Nueva Agenda Urbana de Asturias, basándose siempre en la urgente necesidad de potenciar y formalizar la existencia, aún poco perceptible, de ese espacio metropolitano, debiera de incluir un paquete de primeras acciones concretas y conectadas con los intereses comunes de sus ciudades, porque no habrá un cambio de modelo territorial real, por tanto de impacto social y económico suficiente, sin ensayar ni pactar nuevas formas transversales de relacionarnos. Tampoco sin dotarnos de nuevos instrumentos de gestión estratégica, suficientemente eficaces como para permitir llevar a cabo políticas que serán imprescindibles para cualquier gobierno.

Los objetivos a percibir por los ciudadanos en esa Nueva Agenda Urbana Metropolitana deberán de ser capaces de incorporar una mejora duradera y sostenible de la situación económica, física, social y medioambiental del espacio urbano y por extensión de sus propias vidas, estableciendo modelos de identificación y apuesta por la construcción de un territorio que llegue a percibirse como un todo enriquecedor, incluso más allá de esa escala propiamente metropolitana que sería la Asturias global.

Necesitamos activar con urgencia el pacto más necesario de todos los posibles, capaz de incorporar los criterios que deberán guiar la ordenación en Asturias de ese gran espacio que nos contendrá a todos y que nos permita trabajar sobre la mejora de los condicionantes de un futuro inevitable como pocos.

Esa Nueva Agenda Urbana Metropolitana de Asturias debiera ser nuestra gran apuesta, nuestro mayor reto de vida en común, y contener la base política de acuerdos reales para un gobierno cada vez más justo, moderno, resiliente, sostenible e inclusivo de nuestro territorio.

Compartir el artículo

stats