La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El Musel y el toro de Manolete

Como arma arrojadiza, el puerto de Gijón y su monumental sobrecoste no tienen parangón: hay bloques de hormigón para dar y tomar, piedra de cantera y arena sobrevenida por toneladas como inmenso arsenal para una guerra política de guerrillas. Si alguien pretende hacer carrera en Asturias o erigirse en adalid de la limpieza en las contrataciones de obra pública no dispone de camino más corto que demonizar la ampliación portuaria, que llegó incluso a ponerse como excusa para justificar el desacuerdo de la izquierda para desbancar a Moriyón al inicio del actual mandato.

No se albergue duda de que el toro que acabó con la vida de Manolete no se llamaba "Islero", sino "Musel". Durante mucho tiempo se dio por hecho científico que la pérdida de arena de la playa de San Lorenzo era consecuencia también de las obras del "superpuerto", que utilizó miles y miles de metros cúbicos de áridos de la bahía para los rellenos. Los mismos expertos -o cercanos- que hace años culpaban al puerto ampliado de la pérdida de arena de la playa, cuando San Lorenzo lucía descarnada y salían incluso a flote, como fantasmas del pasado, los pilotes de los viejos balnearios, aseguran ahora lo contrario. O sea, que donde dijeron Diego ahora se la envainan.

Según las últimas mediciones, San Lorenzo ha ganado más de 36.000 metros cúbicos de arena desde abril de 2015, y 48.841 metros cuadrados de superficie. Demos por cierto, pues, que el puerto gijonés no es el causante de todos los males de esta ciudad y de esta región, sino más bien al contrario: lo que es bueno para El Musel es bueno para Gijón y para Asturias. Y si alguien la hizo, que la pague.

Compartir el artículo

stats