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Sol y sombra

Adelante con los faroles

El alumbrado neoclásico, De Lorenzo - y el Tripartito

Las farolas fernandinas, también llamadas isabelinas, esconden la historia de una infanta que jamás llegó a reinar. De estética neoclásica las inauguraron en el viejo Madrid en 1832 coincidiendo con el nacimiento de María Luisa Fernanda de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, la segunda de las hijas del Rey Felón. La otra, Isabel II, sí alcanzó el trono.

Luego, las farolas se extendieron por otras capitales españolas, hasta llegar a Oviedo, donde Gabino de Lorenzo hizo de su presencia el distintivo ornamental más sugestivo de su parque temático. No sólo por la distinción sino por el número de ellas que se colocaron, aquí y allá, en lugares donde no desentonaban y en otros en los que encajan como a un Cristo una pistola. De Lorenzo, empeñado en comprar farolas, no quiso dejar a nadie sin ellas.

Ahora, el tripartito que gobierna el Ayuntamiento ha decidido suprimir las 121 que existen con cinco brazos, por "inseguras" y "costosas". En Madrid las farolas fernandinas que no han aguantado el vendaval de la historia han sido repuestas sistemáticamente, en Oviedo se sustituirán por otras funcionales como las que se ven en las entradas y salidas de las ciudades.

El actual tripartito está dedicando sus esfuerzos a pelearse con el pasado. Como no todo lo que el exalcalde dejó se puede desmontar y las farolas, en cambio, sí, los ovetenses no tardarán en perderlas de vista. Aprovechará, además, para sustituir los bancos actuales por otros más "prácticos", poner unas papeleras y colocar placas que puedan leerse con los nuevos nombres de las calles, que el tripartito se ha tomado también la molestia de revisar para que no falte de nada.

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