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Sol y sombra

La solución a medias

El Ayuntamiento de Oviedo anuncia ahora un tuneo del alumbrado

Las lumbreras del Ayuntamiento de Oviedo arrojan luz de gas. La elección de un modelo tuneado, entre Pinto y Valdemoro, poste de acero y farola isabelina, es posible que contribuya a proyectar todavía más oscuridad y confusión sobre un asunto que casi nadie ve demasiado claro, la sustitución del alumbrado y el fuerte desembolso que supone para una ciudad con los recursos limitados. Si, detrás de todo ello, emerge la figura de Gabino de Lorenzo como objeto de una supuesta venganza del tripartito, las sospechas sobre la nueva operación farola no hacen más que crecer.

Una solución a medias jamás es la solución. Ni práctica ni, en este caso, estética. Dos faroles neoclásicos enganchados a un poste moderno de acero no son, desde luego, la reencarnación de la belleza. Es como si alguien pretendiese sostener una lampara de araña con una cadena de retrete.

Si realmente es necesario, por razones de seguridad y de economía, reemplazar el alumbrado que existe por otro más funcional, alguien de manera convincente tendría que explicárselo de modo cristalino a los ovetenses para que puedan hacer sus números. Si se trata de un capricho porque el riesgo no es lo suficientemente grande para emprender esta operación, si es un desahogo político o hay de fondo una motivación inconfesable, las farolas tendrían que seguir en su sitio, eso sí preocupándose como es debido de su mantenimiento. La mayoría piensa que, si bien, las farolas isabelinas proliferan como los hongos, Oviedo ya se ha acostumbrado durante décadas a su impacto visual y no es razonable sustituirlas por otras aún más inadecuadas con el gasto que supone. Con las razones nadie les ha convencido de lo contrario.

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