Cargos relevantes del PSOE en la cuenca del Caudal, una de las más caudalosas del hoy proceloso océano de la Federación Socialista Asturiana, y del sindicato minero antes llamado SOMA-FIA UGT, al que hoy no reconocería ni Manuel Llaneza ni Antonio Molina, pretenden boicotear la visita del presidente del Principado a Mieres en junio, a recibir un premio. Como nadie debe acudir allá donde no es bien recibido, Javier Fernández habría de declinar elegantemente la invitación. O Mandar en su lugar a un doble, como Mercero hizo con Franco en "Espérame en el cielo", que también el Caudillo requería de un suplente en situaciones de riesgo, como bajar con el Nodo a la mina. O incluso pedir que acuda por él, para apaciguar las aguas socialistas que bajan revueltas del lavadero, a Javier Fernández el otro, el recién medallista olímpico en Pyeongchang.
Este otro Javier ya atesora un saco de medallas, de metal, de manera que no le haría ascos a recibir en Mieres otro saco, éste de carbón, como el que quieren agregar los díscolos socialistas mierenses al galardón anunciado al jefe del Ejecutivo regional. Recién aterrizado de Corea, Javier el otro, el patinador, se adaptaría mejor que su homónimo al suelo deslizante y podría ofrecer, en compensación, un curso acelerado de piruetas y de triples mortales a estos coreanos del puño y la rosa, del Norte y el Sur, de Javieres y Barbones, de Lastras y Lastres.
Alguien con criterio y sentido común, si es que lo hubiera, debería promover el deshielo en el PSOE asturiano de Corea, un partido troceado donde se afilan las cuchillas de los patines y donde cuatro piedras de granizo componen una bola de nieve rodante que amenaza con llevarse por delante, en alud, las siglas centenarias.
