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Mangas y capirotes

"Desheterosexualizar" la escuela

Sobre la propuesta para que los niños no jueguen al balón en los recreos

Ha caído en mis manos un artículo, informe o propuesta -como ustedes quieran- aparecido en la revista oficial de uno de nuestros más prestigiosos sindicatos que no me resisto a comentar y que veo ya ha tenido tratamiento -Luis María Alonso, por ejemplo, en éstas páginas- por parte de otros colegas. "Ideas para una escuela con perspectiva de género". Y no me resisto a hacerlo porque atañe al fútbol y a las mujeres, al fútbol y al feminismo y de paso, claro, al fútbol femenino. Bien, pues en éste informe se hacen una serie de consideraciones y propuestas, de varias doñas y algún dómine, que se dicen sus autores, y que piden como principio convertir la escuela en un espacio para la revolución social.

Para irles situando y contextualizar la cosa les adelanto algunas de esas ideas. Piden estos ideólogos a los docentes que se desenmascare la faceta misógina de Rouseau, Kant y Nietzsche; que se eliminen las lecturas obligatorias de libros escritos por autores tan machistas como Pablo Neruda, Javier Marías o Arturo Pérez Reverte; que se " desheterosexualice" la escuela. Es decir que los niños no jueguen al fútbol en los recreos, o como dicen los pedagogos pijos, en el segmento de ocio; que se opte por un lenguaje no segregacionista "usando el femenino para hablar o el género neutro con la letra "e" tal que, quiero entender, "taxiste", "periodiste", "portavoce", etc y que no se separen los baños de chicas y chicos? Bueno, ya situados, vamos a lo nuestro.

"¿Por qué se construyen canchas de fútbol y no de baile?", se preguntan los nuevos educadores/as. "Dejemos fuera esos juegos competitivos -prosiguen- que monopolizan los espacios y excluyen a quienes no participan en ellos." Y "¿por qué no se pone música feminista para amenizar estas actividades??" Yo no me meteré a criticar estas enseñanzas del nuevo catecismo feminista, algo confuso y contradictorio, que celebro en alguna medida, aunque ya no me coge en edad para su aprendizaje, pero ante la discriminación propuesta para el fútbol femenino y sus mujeres practicantes me rebelo. No lo entiendo. Las mujeres han logrado en los últimos años hacerse con un puesto, una relevancia social y competitiva en este deporte. Suponen ya una referencia a nivel internacional. Atraen a un número muy apreciable de espectadores -y en aumento- a los más grandes coliseos. Merecen atención obligada por parte de las Federaciones, de UEFA y FIFA. Aspiran al profesionalismo en consonancia con el reclamo que suscitan y crecen día a día de forma imparable? Me parece que se equivocan las feministas, que en vez de llevar sus reivindicaciones contra el machismo y el statu quo y apoyar a sus practicantes femeninas, dividen sus filas, les pisan la manguera y promueven una guerra intestina. ¡Esta no es la forma de defender la causa de las féminas!. No lo decimos nosotros. Lo dice la cantante Bebe que, precisamente, no es sospechosa de ir contra esta corriente.

Es cierto que a las gentes de fútbol nos han atacado por casi todos los flancos. Algunos intelectuales, algunos finos, cultivados, exquisitos y que hemos tenido también apoyos indeseados, como aquel de un ministro franquista que pedía "más fútbol y menos latines". En todo caso, yo me he metido en ese fregado -perdón por la expresión machista- porque en el prontuario del informe se anuncia que se abre un espacio para que la gente intervenga y se haga preguntas y reflexiones. Y por eso, yo me he atrevido a dejar aquí algunas de las mías. Equivocadas, sin duda.

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