La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Clave de sol

Dos casos sacados de quicio

Del incidente real en Palma - al máster que nunca existió

Las redes sociales y los medios informativos han hervido estos días, no sin lógica, por sendas noticias de impacto que protagonizaron mujeres importantes de la vida nacional. Hechos que, según mi modo de ver, se han intentado instrumentalizar por algunos sectores políticos contribuyendo acaso a desquiciar su verdadera entidad y no digamos sus repercusiones.

Reciente es el supuesto incidente protagonizado en Palma de Mallorca entre las reinas Letizia y Sofía, que ellas mismas han tratado después de dulcificar mostrando luego en público, no sin cierto artificio, sus presuntas y mejores relaciones. De otro lado, desde hace días permanece en el candelero el caso del más que sospechoso máster de Cristina Cifuentes en la Comunidad de Madrid.

Viniendo a lo primero, sorprenden muchas de las reacciones por el incidente de la familia real a la salida de la Catedral de Palma. Que fueron en general desfavorables (algunas insultantes) hacia la asturiana reina Letizia quien, como periodista, hizo sus prácticas en este periódico y cuya abuela, felizmente viviente entre nosotros, fue una singular radiofonista que conocimos y apreciamos los más veteranos del lugar.

Como digo, las redes hirvieron en denuestos inmisericordes, no digamos los de todo punto rechazables además de anónimos. Pero también de personas supuestamente ilustradas de la derecha más civilizada -del tipo "ya lo decía yo"-. Es verdad que doña Leticia tiene un pasado, pero también don Felipe. Y el que esté sin pecado que tire la primera piedra.

El incidente de Palma fue sin dudar llamativo, pero también explotado en exceso por algunos medios. Se puede jurar que en la familia real las repercusiones del caso han causado un enorme disgusto. No es para menos, sobre todo en tiempos de tribulación. La posterior exhibición del grupo familiar en amor y compaña, para demostrar que permanece unida, y las cortesías y dulzuras mutuas entre las reinas era esperable.

La ocasión de la operación a don Juan Carlos vino que ni pintada y fue aprovechada sin demora. Pero el incidente y todo lo demás no es otra cosa que expresión de que los miembros de la familia real no son espíritus puros. Aunque en algunos sectores fue instrumentalizado para desprestigiar a doña Letizia, en realidad demuestra que los Reyes, como digo, son también de carne y hueso.

En cuanto al caso de Cristina Cifuentes con el máster que nunca existió, malo que la oposición lo haya sacado de quicio para derribarla, pero no menos malo que su partido la defienda a ultranza para mantenerla. Sea de quien sea la picardía de esa falsificación no parece de suficiente entidad para que paralice el parlamentillo y la gestión de la Comunidad.

Queda, sí, en entredicho el prestigio de una Universidad que para más inri lleva el nombre del Rey. Circula por las redes la gracieta de que el rector ya está firmando másters en El Corte Inglés. No me extraña, todo es para tomar a broma.

Compartir el artículo

stats